El videojuego francés de Ubisoft fue presentado oficialmente el viernes, y coloca a los jugadores contra un culto violento en el ficticio condado de Hope, en el estado de Montana.
Las antiguas versiones de Far Cry se habían desarrollado en lugares exóticos como junglas africanas, montañas del Himalaya y un archipiélago en el Pacífico Sur.
La idea de ubicar la acción en Estados Unidos había sido considerada antes, pero fue archivada porque la caída del muro de Berlín y el anunciado fin de la Guerra Fría provocaron un ambiente político más tranquilo, según el productor ejecutivo Dan Hay.
Pero durante los dos últimos años las tensiones a nivel internacional se han incrementado, y mientras esta última versión del videojuego era desarrollada creció la sensación de que la sociedad estadounidense no es tan segura “como uno esperaría”, según Hay.
Explicó que la crisis económica de 2008-2009, el Brexit, las agendas antiinmigración, y la divisoria pero triunfante campaña del presidente Donald Trump han cambiado las cosas.
Hay y su equipo pasaron dos semanas en Montana buscando personas y grupos recelosos de la autoridad y con tendencia a refugiarse en sus propias comunidades. Crearon entonces un culto ficticio liderado por un carismático líder llamado Joseph cuyos tres hijos le ayudan a dirigir a su comunidad de fieles.
“La historia es sobre un padre que cree que se acerca el fin de los tiempos y que ha sido escogido para salvar a las personas, sin importar si éstas quieren ser salvadas”, explica Hay.
Los jugadores deben combatir este culto, y formar algún tipo de resistencia reclutando otros personajes del juego, según se pudo observar en un primer vistazo al videojuego.
Ubisoft exhibirá Far Cry 5 en el E3, un gran show de videojuegos que se celebrará en Los Ángeles el próximo mes. Ahí también se anunciará la fecha en que será lanzado al mercado.
Desde su primera versión en 2004, Far Cry ha vendido 42 millones de copias, según Ubisoft.
