La doctora Natalia Rybczynski, del Museo de la Naturaleza de Canadá que ha dirigido la investigación, dijo hoy a través de un comunicado que “este es un importante descubrimiento porque proporciona la primera evidencia de que camellos vivieron en la región ártica”.
El descubrimiento de 30 fragmentos fósiles de una tibia de camello de la era del Plioceno medio en la isla Ellesmere, situada en el océano Ártico, fue publicado hoy en la revista online Nature Communications.
Los huesos de camellos fueron encontrados en una ladera situada cerca del fiordo Strathcona de la isla Ellesmere donde en el pasado se han localizado fósiles de hojas, madera y otras plantas. En otro depósito de fósiles cercano, los investigadores han hallado en el pasado restos de otros mamíferos del mismo periodo como tejones, castores y caballos de tres dedos.
Los investigadores digitalizaron los 30 fragmentos fósiles descubiertos con un láser 3D lo que permitió recomponer digitalmente el hueso y comprobar que la tibia pertenecía a un mamífero de grandes dimensiones de la familia de los arteriodáctilos, a la que pertenecen animales como las vacas, cerdos y camellos.
“La primera vez que cogí una pieza, pensé que era madera. Sólo cuando regresó al campamento me di cuenta no sólo de que era un hueso pero que era de un mamífero más grande que cualquier otro que habíamos visto en los depósitos”, relató Rybczynski.
Los investigadores confirmaron que los fragmentos fosilizados pertenecían a un camello utilizando un nueva técnica llamada “impresiones digitales de colágeno” y que utiliza minúsculas cantidades de colágeno, una proteína de los huesos, para determinar el animal.
El colágeno extraído de los restos fósiles indicó que los animales modernos que más se aproximan a los camellos del Ártico canadiense son dromedarios. Los camellos del Ártico también se asemejan al llamado camello gigante de Yukon, que se cree es el Paracamelus, el antecesor de los camellos modernos.
“Ahora tenemos un nuevo registro fósil que explica mejor la evolución de los camellos, ya que nuestra investigación muestra que el linaje del Paracamelus habitó el norte de Norteamérica durante millones de años”, explicó Rybczynski.
“La explicación más simple de esta pauta sería que el Paracamelus se originó aquí. Así que quizás algunas especializaciones vistas en los camellos modernos, como pies planos y amplios, grandes ojos y las jorobas de grasa pueden ser adaptaciones derivadas de vivir en el medio ambiente ártico”, añadió.
En la época en que los camellos vivían en el Ártico canadiense, la Tierra era entre 2 y 3 grados más caliente que hoy en día y la temperatura del Ártico era entre 14 y 22 grados superior.