La respuesta activa a un percepción visual es simple y esencial en el día a día pero, hasta ahora, los neurocientíficos habían fracasado en la tarea de descubrir dónde está el vínculo y cómo se crea.
Este estudio, elaborado por Instituto de Aprendizaje y Memoria Picower del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE.UU.), identificó el papel exacto que el PPC tenía en ratones y demostró que contiene una combinación de neuronas adaptadas al procesamiento visual, a la toma de decisiones y a la acción.
“La visión al servicio de la acción comienza con los ojos, pero esa información debe transformarse en comandos de motor”, explicó uno de los responsables del experimento Mriganka Sur.
Para llevar a cabo la investigación, el equipo entrenó a ratones para responder con un movimiento o no a distintos estímulos visuales, de tal manera que pudieran comparar la actuación de las neuronas al patrón visual con o sin el potencial de acción motora.
A medida que los ratones observaban los patrones visuales y tomaban decisiones sobre si moverse o no, lo investigadores registraron la actividad de cientos de neuronas en dos regiones del cerebro. Primero, la corteza visual, que procesa la vista, y después la PPC, que recibe información de la corteza visual pero también la entrada de muchas otras regiones sensoriales y motoras.
Así, descubrieron que las neuronas de la PPC respondían selectivamente no solo a ver algo, sino a las reglas de la tarea y la oportunidad de actuar sobre la señal visual correcta. “Muchas neuronas en el PPC parecían estar activas solo durante combinaciones particulares de entrada visual y acción motora”, dijo uno de los coautores Michael Goard. “Esto sugiere que, en lugar de jugar un papel específico en el procesamiento sensorial o motor, pueden vincular de manera flexible la información sensorial y motora para ayudar al ratón a responder a su entorno de manera apropiada”, agregó.