Mark Meekan, del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, ha dirigido el estudio realizado en atolones situados a unos 300 kilómetros al noroeste de Australia y donde los pescadores indonesios han mermado considerablemente el número de escualos, según la cadena ABC.
Con la desaparición de los tiburones, ha aumentado el número de especies depredadoras pequeñas, como los peces emperadores o los besugos plateados, que se alimentan, entre otros, de animales cuya función es limpiar de algas los arrecifes y permitir que los corales se regeneren.
“Los arrecifes coralinos afrontan un futuro incierto, pero aún se puede hacer algo para proteger a los tiburones”, subrayó el australiano Meekan, al recomendar la creación de reservas marinas.