Los virus de la influenza (gripe) usados para desarrollar vacunas son generalmente cultivados en huevos de gallina, y el proceso de producción tarda alrededor de medio año en completarse.
Existen métodos, incluidos aquellos que utilizan insectos para incubar los virus, que reducen los tiempos a aproximadamente tres meses, pero la compañía japonesa ha desarrollado una técnica que emplea hojas de tabaco y que acorta el plazo a un mes, según adelantó hoy el diario económico Nikkei.
compañía con sede en Osaka (centro), ha creado esta técnica empleando la tecnología desarrollada por la canadiense Medicago (compañía que adquirió en 2013) para implantar material genético en hojas que producen partículas similares a las de la gripe con antígenos, que provocan la producción de anticuerpos.
El tabaco es barato, crece rápido y tiene una cantidad abundante de hojas, lo que lo convierte en un incubador idóneo para las vacunas.
La farmacéutica se encuentra en la fase final de verificación de la seguridad y efectividad de las vacunas producidas con esta técnica, y llevará a cabo una serie de ensayos clínicos a finales de año en Estados Unidos con la vista puesta en su comercialización entre 2018 y 2020, según informó el diario nipón.
El primer mercado al que se destinarán estas vacunas será precisamente el de EE.UU., debido a las estrictas restricciones en Japón de los procesos de producción que utilizan manipulación genética, según explicó Mitsubishi Tanabe.
La farmacéutica espera facilitar los procesos de control de calidad y reducir los costes cultivando las vacunas en invernaderos. Dado que las partículas generadas en las hojas no son virus vivos (como en otros casos), el riesgo de contagio es mínimo.
La compañía nipona está llevando a cabo además ensayos con los virus de la gripe aviar y los del tipo H7 en las hojas de la planta tabaquera.