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El trabajo, publicado por la revista Nature, acerca más a los científicos al desarrollo de proteínas de diseño a la carta en un laboratorio. Trabajos previos de Floyd Romesberg, un biólogo químico del Scripps Research Institute en La Jolla, California, mostraron que es posible ampliar el alfabeto genético del ADN natural más allá de sus cuatro letras: adenina (A), citosina (C), guanina (G) y timina (T).
En 2014, Romesberg y sus colegas crearon una cadena de la bacteria E. coli que contenía dos letras no naturales: X e Y. En su último trabajo, el equipo de Romesberg mostró que esta forma parcialmente sintética de E. coli puede aceptar instrucciones de este alfabeto genético híbrido para producir nuevas proteínas.
“Es la primera vez que una célula ha traducido una proteína usando algo diferente a G, C, A o T”, señaló Romesberg.
Aunque los cambios reales al organismo fueron pequeños, el avance es significativo, dijo en una entrevista telefónica. “Es el primer cambio a la vida jamás hecho”, declaró.
Romesberg lleva trabajando en este objetivo los últimos 20 años. No obstante, la creación de nuevas formas de vida no es el punto principal.
Romesberg está interesado en usar este alfabeto genético expandido para crear nuevos tipos de proteínas que puedan ser usados para tratar enfermedades.