Astrónomos dan un paso más para conocer los secretos de la materia oscura

BERLÍN. Un equipo de astrónomos ha observado en la colisión de cuatro galaxias cómo un cúmulo de materia oscura parece quedarse a la zaga de la galaxia a la que rodeaba.

Esto indica que esa materia pudo haber interactuado consigo misma al margen de la fuerza de la gravedad.

Según informó el Observatorio Europeo Austral (ESO) en un comunicado, el trabajo, recogido en el último número de la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, muestra un comportamiento insólito de la materia oscura, distinto a los conocimientos que se tenían hasta ahora sobre la naturaleza de este misterioso componente del universo.

Los científicos observaban la colisión simultánea de cuatro galaxias del cúmulo Abell 3827, con el VLT (Telescopio de Gran Tamaño) del ESO en Chile y el telescopio espacial Hubble, cuando captaron indicios de que la materia oscura podía haber interactuado consigo misma.

Aunque la materia oscura no pueda verse, los científicos fueron capaces de deducir su ubicación debido al efecto distorsionador que ejerce su masa en la luz de las galaxias del fondo, una técnica llamada de lentes gravitacionales. En esta ocasión, la clave la aportó una quinta galaxia situada más allá de la colisión, cuya luz llegó distorsionada a la Tierra tras pasar por el choque de galaxias que se estaba observando.

“La masa del cúmulo distorsionó violentamente el espacio-tiempo, desviando la trayectoria de la luz proveniente de la lejana galaxia”, apunta el Observatorio.

Los astrónomos saben ya que todas las galaxias existen dentro de cúmulos de materia oscura y que, sin el efecto vinculante de la gravedad de esa materia, las galaxias, como la Vía Láctea, se disgregarían al girar.

Se estima así que el 85 por ciento de la masa del universo debe ser materia oscura, aunque su verdadera naturaleza sigue siendo un misterio.

En este estudio, los científicos vieron que un cúmulo de materia oscura parecía quedarse a la zaga de la galaxia a la que rodeaba. De hecho, apunta el ESO, actualmente se encuentra detrás de la galaxia, a una distancia de 5.000 años luz; “La nave espacial Voyager de la NASA tardaría 90 millones de años en llegar a ese punto tan alejado de nuestra galaxia, la Vía Láctea”, añade.

La deducción es que, durante las colisiones, puede existir un desfase entre la materia oscura y su galaxia asociada si la materia oscura interacciona consigo misma, incluso muy levemente, a través de fuerzas que no sean las de la gravedad.

“Solíamos pensar que la materia oscura simplemente está ahí, ocupándose de sus cosas, excepto cuando vemos su tirón gravitatorio. Pero si la materia oscura fuese frenada durante la colisión, podría ser la primera evidencia física valiosa para los que trabajan” en ese campo, recalca el autor principal del estudio, Richard Massey, de la Universidad británica de Durham.

Los científicos asumen que será necesario investigar otros efectos que también podrían producir ese desfase, lo que implicará observaciones de más galaxias o simulaciones por ordenador de seas colisiones.

“Sabemos que la materia oscura existe debido a la forma en que interactúa gravitacionalmente, ayudando a forjar el universo, pero aún sabemos muy poco acerca de lo que es en realidad”, explica Liliya Williams, de la Universidad de Minnesota.

Si se comprueba que la materia oscura puede interactuar con otras fuerzas que no son la de la gravedad, se podrían descartar algunas teorías fundamentales acerca de qué podría ser la materia oscura, destaca.

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