Este descubrimiento desafía los conocimientos previos que había sobre la historia de la Tierra, ya que hasta ahora los científicos habían intentado calcular el número de asteroides que habían impactado estudiando sus cráteres y estableciendo la antigüedad las rocas de alrededor.
Sin embargo, un grupo de investigadores ha hallado que se puede conocer más sobre este tema observando la Luna, porque tanto este astro como la Tierra son golpeados en la misma proporción a lo largo del tiempo.
Los científicos estudiaron la superficie lunar empleando datos térmicos del satélite e imágenes recogidas por la NASA para determinar la antigüedad de sus cráteres y comprobaron que las rocas grandes emiten más temperatura que la tierra lunar.
Una de las autoras de la investigación, Rebecca Ghent, de la Universidad de Toronto y experta del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson (Arizona, EE.UU.), calculó la velocidad con la que las rocas lunares se descomponen en el suelo y descubrió la relación entre su cantidad en las proximidades de un cráter y la antigüedad del mismo.
Al comparar las características de los cráteres lunares con los de la Tierra, los científicos vieron que eran similares y concluyeron que la formación de los cráteres en los últimos 290 millones de años ha sido entre dos y tres veces superior a la de los 700 millones de años previos.
El motivo de esta diferencia se desconoce, pero podría estar relacionada con mayores colisiones hace más de 290 millones de daños en el principal cinturón de asteroides entre las órbitas de Marte y Júpiter, que podrían haber creado restos que habrían alcanzado otras partes del sistema solar.
Estos hallazgos tienen, además, implicaciones en la historia de la vida en la Tierra, vinculada a grandes acontecimientos de extinción y a la evolución rápida de nuevas especies.
Los científicos apuntan que el impacto de asteroides posiblemente haya tenido un papel importante en la extinción de especies, como es el caso de los dinosaurios.
Otro de los autores, Thomas Gernon, de la Universidad de Southampton (el Reino Unido), consideró que “tal vez sea justo decir que fue una cita con el destino de los dinosaurios: su caída fue algo inevitable dada la oleada de grandes rocas espaciales que chocaron contra la Tierra”.