Estas formas geométricas trazadas en el suelo fueron halladas a un kilómetro y medio al norte de la ciudad de Nazca, e incluyen una figura parecida a una llama y otras representaciones poco reconocibles que se remontarían a los siglos III y V antes de Cristo, según los científicos de la universidad japonesa.
De confirmarse esta datación -correspondiente a la fase tardía de la época de Paracas-, se trataría de obras más antiguas que algunas de las más conocidas Líneas de Nazca, como las figuras de colibríes o la del mono.
El mayor de los geoglifos hallados tiene apariencia zoomorfa y unos 20 metros de longitud, según los investigadores, que descubrieron las figuras durante su última investigación en Nazca, llevada a cabo entre los pasados meses de diciembre y enero.
Estos descubrimientos ya han sido comunicados al Gobierno de Perú y también fueron presentados en una rueda de prensa en Yamagata (norte de Japón).
El equipo de la universidad asiática comenzó a investigar sobre el terreno en Nazca en 2004, y desde entonces ha encontrado un total de 41 de estas figuras geométricas, que han sido reconocidas como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Estos geoglifos están actualmente amenazados “por la expansión de áreas urbanas”, alertó el arqueólogo nipón Masato Sakai, responsable de las investigaciones, quien también destacó la necesidad de “preservar” las figuras y “compartir su importancia con la población local”, en declaraciones recogidas por la agencia nipona Kyodo.
A pesar de su antigüedad, estas célebres y enigmáticas figuras no fueron descubiertas hasta 1930 porque la planicie de la superficie del desierto sólo permitía que los diseños se vieran en su totalidad desde el aire o desde algunas colinas circundantes.