“Este es el primer caso de una epidemia mundial de enfermedades de la fauna silvestre. Actualmente, hay más de 60 países involucrados”, asegura el biólogo estadounidense Jonathan Kolby, uno de los autores del estudio sobre este mal que amenaza con extinguir a unas 90 especies de batracios.
Kolby vaticina que el hongo, que ataca la piel de ranas, sapos y otros batracios, produciendo una cantidad anormal de queratina -la proteína básica de la epidermis- e impide la correcta regulación del agua y los electrolitos, generando un fallo cardiaco en los animales, pueda extinguir unas 500 especies.
En las últimas cinco décadas esta enfermedad, extremadamente contagiosa, ya ha causado la desaparición de cerca de 90 especies, asegura el estudio. Su rápida propagación global está asociada a la falta de normas en el comercio mundial de animales y de la vigilancia en aeropuertos que facilita el ingreso de estas especies sin ningún control veterinario.
“Tenemos que centrarnos en las regulaciones comerciales para resolver este problema”, alertó el científico estadounidense, especialista en enfermedades de animales silvestres y parte del equipo de cerca de 40 especialistas, que participó del estudio. Sólo en Estados Unidos ingresan anualmente más de cinco millones los anfibios.
“La globalización es buena para los humanos pero tiene consecuencias para los animales”, sostiene el experto. En la actualidad, Australia y los países de América Latina son los lugares donde los científicos han detectado mayor incidencia de esta enfermedad.
La movilidad entre esta región y Asia, donde se habría originado el hongo, sería clave para explicar su avance. De lo que sucede aquí, los científicos también manejan la hipótesis de que el hongo habría sufrido una mutación que lo ha hecho más peligroso.
El deterioro de la calidad del agua en las zonas pobladas por ranas sería una de las consecuencias más devastadoras de una posible extinción de esta especie, que se alimenta de ciertas plantas que mejoran la calidad de las aguas.
De igual manera, las ranas también pueden reducir ciertas enfermedades que son peligrosas para los seres humanos, como la malaria o el zika, al alimentarse de los mosquitos portadores de estas infecciones.
Algunas especies que se alimentan de anfibios también pueden verse afectadas por lo que algunos científicos califican ya de Sexta Extinción masiva de especies de la Tierra, ya que tendrán que cambiar su dieta.
“Es un efecto dominó”, agrega Kloby. Por lo tanto, no es sólo un problema que afectará a los animales, sino también a los seres humanos.