La misión, bautizada como Ariel (siglas en inglés de "estudio de grandes exoplanetas por detección atmosférica remota en el infrarrojo"), planea dar respuesta a cuáles son las condiciones requeridas para la formación de planetas y el nacimiento de la vida.
“Ariel constituye el siguiente paso lógico en la ciencia exoplanetaria, al permitirnos progresar en cuestiones científicas clave sobre su formación y evolución, a la vez que nos ayudará a entender mejor el lugar que la Tierra ocupa en el Universo”, explicó en un comunicado el director de Ciencia de la ESA, Günther Hasinger.
A pesar de que ya se han descubierto miles de exoplanetas de distintas masas, tamaños y órbitas, la agencia destaca que “no parece haber un patrón” que vincule estas características a “la naturaleza de la estrella progenitora”.
“En particular, desconocemos cómo la química del planeta se asocia al entorno en que se formó o si el tipo de estrella progenitora condiciona la física y la química en la evolución de dicho planeta”, destaca la nota.
El estudio investigará las atmósferas de cientos de planetas para lograr la evaluación de las propiedades de planetas concretos y de grupos de planetas. Para la ESA, la misión Ariel, dentro del plan “Cosmic Vision”, permitirá obtener información tanto de las primeras fases de la formación planetaria y atmosférica, como de la evolución, lo que contribuirá a “poner en contexto” nuestro Sistema Solar.