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Además, no existían antecedentes familiares del problema, informaron los doctores en la edición de esta semana de New England Journal of Medicine.
Varios días después, los médicos descubrieron la causa de los síntomas: una bolsa con bolitas de naftalina que había en la sala del hospital.
Las adolescentes habían estado usando la naftalina para drogarse, inhalando aire de la bolsa por alrededor de 10 minutos al día debido a que sus compañeros de clase se lo habían recomendado.
La más enferma de las hermanas también había estado masticando media bolita de naftalina todos los días, durante dos meses.
Los doctores describieron esta metodología para drogarse como peligrosa y muy poco tratada en la literatura médica.
La joven más complicada le dijo a los médicos que había seguido usando la naftalina durante la hospitalización porque pensaba que sus síntomas no estaban relacionados con su hábito, señaló Lionel Feuillet, del Hospital de Timone en Marsella, Francia.
Las bolitas de naftalina, utilizadas comúnmente en los armarios para prevenir que las polillas se coman la ropa, contienen paradiclorobenceno, una sustancia presente también en los desodorantes de ambiente y los repelentes para insectos que puede provocar insuficiencia hepática y renal, y anemia grave.
El descubrimiento llega en un momento en que los adolescentes están experimentando cada vez más con drogas legales como el OxyContin -conocido como heroína rústica o heroína de los pobres- y Vicodin.
Frecuentemente, los jóvenes compran estos medicamentos por internet o los toman de los armarios de los médicos, incluso antes de probar la marihuana o el alcohol, dijeron los funcionarios de salud.
A la adolescente de 18 años que estaba más enferma le tomó seis meses recuperarse por completo, mientras que su hermana, que sólo había inhalado la naftalina por unas pocas semanas se recuperó después de tres meses.
Feuillet dijo a Reuters que una mujer que realizaba la limpieza en la sala del hospital descubrió las bolitas de naftalina en un cajón de la mesa de luz de la paciente.
Cuando se le preguntó a la joven qué estaba haciendo con esa bolsa, ella mostró cómo solía respirar directamente dentro de la bolsa con las bolitas de naftalina, explicó Feuillet.
La incidencia de este tipo de actividad recreativa (la autointoxicación) está probablemente subestimada, destacaron Feuillet y sus colaboradores en la revista.
Por Gene Emery REUTERS