Koch salió de su cápsula en presencia de Susana Reyes, adjudicadora de Guinness World Records, quien confirmó el nuevo título, antes en poder del estadounidense Joseph Dituri, quien pasó 100 días en un recinto sumergido en un lago de Florida.
“Ha sido una gran aventura y ahora que ha terminado, casi siento arrepentimiento (por salir), he disfrutado mucho de mi estancia aquí”, dijo Koch a la AFP minutos antes de dejar su encierro.
Koch, ingeniero aeroespacial, entró el 26 de septiembre de 2024 a su habitáculo de 30 m² adherido a una casa futurista construida frente a las costas de Puerto Lindo, en Portobelo.
“Es hermoso cuando las cosas se calman, oscurece y el mar brilla, es imposible describir, tienes que experimentarlo tú mismo”, expresó.
Para celebrarlo, brindó con champán y fumó un habano, antes de lanzarse al mar, donde un bote lo recogió y lo trasladó a tierra firme para ser agasajado con una fiesta.
Lea más: Congresista republicano estadounidense dice que hay extraterrestres bajo el mar
La vivienda a la que está adherida la cápsula es de forma circular y está montada sobre una estructura cilíndrica. Para entrar se debe subir por una escalera colgante o un montacargas.
Ya adentro, una estrecha escalera de caracol desciende por el cilindro hasta la cabina sumergida donde se encontraba Koch.
Desde las ventanas circulares de su cápsula, Koch veía peces. Tenía un inodoro portátil, cama, televisor, computadora, bicicleta estática, abanicos, un pequeño generador eléctrico e internet satelital.
Dos grandes relojes digitales marcaban los tiempos y cuatro cámaras lo vigilaron para confirmar que no salía del lugar. Allí recibió alimentos desde el exterior y fue visitado por un médico y varios familiares.
“Nosotros necesitamos testigos que estuvieran monitoreando y verificando 24-7 por más de 120 días y esta verificación fue uno de los grandes retos que tuvo este récord”, afirmó Reyes a la AFP.
Lea más: Fósil de un pariente del tiburón blanco de 9 millones de años de antigüedad es presentado en Perú
Este récord “sin duda es uno de los más extravagantes” y requirió “bastante trabajo”, agregó.
A Koch, admirador del capitán Nemo, también lo acompañó en su encierro un ejemplar de “20.000 Leguas de Viaje Submarino”, la obra clásica del novelista francés del siglo XIX, Julio Verne.