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El origen exacto de la domesticación del fuego está envuelto en misterio debido a la escasez de evidencia directa. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos sugieren que el control del fuego pudo haber comenzado hace aproximadamente 1.5 millones de años.
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Los sitios en África oriental, como el de Chesowanja en Kenia, han proporcionado registros que pertenecen al Homo erectus, una especie antecesora del Homo sapiens, que revelan la presencia de actividades relacionadas con el fuego.
Las características de las primeras fogatas muestran que inicialmente, los humanos primitivos podían haber usado el fuego de manera oportunista, aprovechando incendios naturales en vez de encenderlo por sí mismos.
El verdadero cambio llegó con la capacidad de generar fuego de manera regular, lo cual debió ocurrir cientos de miles de años después del primer uso.
Beneficios evolutivos del fuego
La habilidad para controlar el fuego tuvo profundos impactos en la evolución humana. En primer lugar, les permitió una dieta más variada y nutritiva. Cocinar alimentos no solo mejora su sabor, sino que también facilita la digestión y extracción de nutrientes. Este cambio en la dieta contribuyó, posiblemente, a una expansión del cerebro humano, facilitando avances en la cognición y el desarrollo de herramientas más complejas.
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Además, el fuego les proporcionó protección indispensable contra depredadores nocturnos y permitió que las actividades sociales se extendieran más allá de las horas de luz natural. Esto pudo haber fomentado la cohesión social y un mayor desarrollo del lenguaje, al ofrecer un ambiente donde las primeras formas de comunicación humana pudieran prosperar.
Evidencia reciente y nuevas teorías sobre la domesticación del fuego
Investigaciones recientes han arrojado luz sobre los entornos y circunstancias en los que el fuego pudo haber sido domesticado. Un estudio del yacimiento de Wonderwerk, en Sudáfrica, presenta evidencias de uso controlado del fuego que datan de hace un millón de años, lo que sugiere una domesticación más temprana de lo que se pensaba previamente.
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Los restos de artefactos carbonizados y huesos de animales encontrados en este sitio indican que el fuego se utilizaba de forma deliberada para preparar alimentos. Otros hallazgos, como los de la cueva de Qesem en Israel, muestran un uso regular y controlado del fuego hace aproximadamente 300,000 a 400,000 años, solidificando la idea de que el uso del fuego estaba ya profundamente integrado en la vida diaria de nuestros ancestros.
La domesticación del fuego representa un momento de bifurcación crítico en la trayectoria de humanidad. A medida que las investigaciones continúan, se espera que el cuadro completo de cómo y por qué el ser humano logró este control vital se torne cada vez más claro.
Esta capacidad no solo definió el futuro de nuestra especie sino que, en muchos sentidos, todavía moldea la sociedad contemporánea, simbolizando la chispa del progreso y la adaptación continua. La historia del fuego es, ciertamente, la historia de la civilización misma.