Un estudio que publica Current Biology, encabezado por la Universidad Humboldt (Alemania), destaca la notable habilidad de estos paquidermos para usar una manquera como cabezal de ducha flexible.
Los elefantes emplean las mangueras de diferentes maneras dependiendo de su propósito a lo largo de la ducha, además tienen un uso elegante y elaborado de esta herramienta y cada animal muestra características individuales en su comportamiento, indica la investigación.
También, uno de los elefantes tiene un comportamiento sorprendente, pues intenta con su trompa doblar la manguera para interrumpir el flujo de agua mientras otra compañera se ducha. Los investigadores aún no saben si lo hace como una especie de broma o por molestar.
En el zoo del Berlín , la elefanta asiática Mary es la "reina de la ducha", gracias a su destreza para manejar la manguera como herramienta, según Michael Brecth, uno de los firmantes de la investigación de la Universidad de Humboldt.
Mary se ducha sistemáticamente, coordinando la manguera con sus extremidades, levantando una pata para que el agua le llegue a esta; además suele agarrarla justo por detrás de la punta para usarla como una ducha rígida.
Si quiere que el agua le llegue a la espalda coge la manguera más lejos de la punta y la balancea para aprovechar la flexibilidad de la herramienta.
Esta elefanta tiene sus preferencias en materia de mangueras. La que usa durante más tiempo es las 24 milímetros de diámetro, mientras que con las de 32 milímetros usa más su propia trompa y las que menos usa son las de 13 milímetros.
Estas preferencias llevan a los autores a concluir que la elefanta “adapta sus comportamientos de ducha a la manguera que se le ofrece”.
Lo que más sorprendió a los investigadores no fue la habilidad de Mary, sino el comportamiento de una hembra más joven, Anchali, también una elefanta asiática. “Nadie había pensado que fuera tan lista como para hacer semejante truco”, destacó Brecht.
Durante la ducha de su compañera y en varias sesiones, Anchali empezaba a tirar de la manguera hacia sí a la vez que la levantaba y retorcía con la trompa para intentar cortar el flujo de agua.
La eficacia aumentó con el tiempo, escriben los investigadores, aunque precisan que en los experimentos con múltiples mangueras, no estaba claro si Anchali se dirigía específicamente a la que usaba Mary.
El equipo no puede estar seguro de las intenciones de Anchali, pero parecía que mostraba una especie de comportamiento de uso de herramientas de segundo orden, inutilizando una herramienta de uso más convencional por parte de otro elefante, tal vez como un acto de sabotaje.
Brecht explicó que los elefantes están adiestrados para no pisar las mangueras, por lo que casi nunca lo hacen, por lo que sospechan que esa es la razón por la que Anchali ideó soluciones más difíciles para intentar detener el agua.
La elefanta trataba de cortar el flujo pinzando la manguera con la punta de su trompa y luego ideó una segunda estrategia: apoyar su trompa contra la goma en el suelo y dejar caer su peso.
“Cuando a Anchali se le ocurrió un segundo comportamiento que interrumpía el flujo de agua hacia Mary, me convencí de que estaba intentando sabotearla”, estimó Brecht, quien se pregunta si lo hacía porque le parecía “divertido o estaba siendo mala".
Los autores recordaron la extraordinaria capacidad de manipulación y uso de herramientas de los elefantes gracias a la habilidad de agarre de sus trompas y ahora se preguntan qué significan estos hallazgos en elefantes de zoológico para los elefantes en su entorno natural.