El estudio, realizado por investigadores del Instituto del Cáncer de Duke (Durham, Carolina del Norte) y publicado este viernes en la revista Science Advances, describe cómo los estrógenos no sólo disminuyen la capacidad del sistema inmunitario para atacar los tumores, sino que además reducen la eficacia de las inmunoterapias, especialmente las que tratan los cánceres de mama triple negativos.
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Los cánceres de mama triple negativos son una forma agresiva de la enfermedad que son negativos para el estrógeno, la progesterona y las proteínas del receptor HER2.
Basándose en análisis de datos de pacientes y en experimentos con ratones, los investigadores descubrieron que los fármacos antiestrógenos invertían los efectos de los estrógenos, restaurando la potencia de las inmunoterapias, un hallazgo que podría servir como diana terapéutica.
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“El tratamiento del cáncer de mama triple negativo ha mejorado enormemente con la llegada de la inmunoterapia”, afirma Donald McDonnell, autor principal del estudio e investigador de Duke.
“Desarrollar formas de aumentar la actividad anticancerígena de las inmunoterapias es un objetivo primordial de nuestra investigación. Aquí hemos encontrado una forma sencilla de reforzar la eficacia de la inmunoterapia para este tipo de cáncer de mama, y el beneficio se observó incluso en otros tipos de cáncer, como el melanoma y el de colon”, apunta el médico.
Glóbulos blancos
El equipo se centró en un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos, que suelen activarse durante reacciones alérgicas y enfermedades inflamatorias.
Recientemente se ha descubierto que los eosinófilos son importantes en los tumores, y un fenómeno denominado eosinofilia tisular asociada a tumores (TATE, por sus siglas en inglés) se asocia a mejores resultados en pacientes con varios tipos de cáncer (colon, esófago, estómago, boca, melanoma e hígado).
En sus estudios, el equipo de Duke describió cómo los estrógenos disminuyen el número de eosinófilos y la TATE en ratones.
La hormona contribuye a aumentar el crecimiento tumoral en tumores de cáncer de mama con receptores de estrógenos negativos y en tumores de melanoma, que no dependen de los receptores de estrógenos para el crecimiento tumoral.
Los estrógenos y la eficacia de las inmunoterapias
Por el contrario, las terapias antiestrógeno inhibieron la señalización del receptor estrogénico y potenciaron la eficacia de las inmunoterapias, frenando el crecimiento tumoral.
“Estos hallazgos ponen de relieve la importancia de la señalización del receptor de estrógenos como regulador de la biología de los eosinófilos y de la TATE, y destacan la posible aplicación clínica a corto plazo de fármacos antiestrógenos para aumentar los beneficios de las inmunoterapias en múltiples tipos de tumores”, asegura McDonnell.
Se están planeando ensayos clínicos con un fármaco antiestrogénico en fase de investigación llamado lasofoxifeno en pacientes con cáncer de mama triple negativo, avanza el investigador.