El despegue está fijado para el martes 3 a las 22:50 hora local (21:50 hora paraguaya). El satélite, que será situado en una órbita a unos 780 kilómetros, se separará del cohete 57 minutos y 20 segundos después del lanzamiento y la adquisición de la señal llegará 12 minutos más tarde.
El nuevo satélite forma parte de la familia Sentinel, en la que se apoya el programa Copernicus, una iniciativa de la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea (ESA), que toma el pulso al planeta en áreas como la contaminación, las catástrofes naturales, la evolución de los cultivos o el comportamiento de las masas de agua.
Sentinel-2C, equipado con una cámara multiespectral de alta resolución y de amplio espectro, proporcionará imágenes continuas con resoluciones de 10, 20 y 60 metros y una anchura de barrido única de 290 kilómetros, según información de la ESA.
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Tendrá aplicaciones en agricultura, vigilancia de la calidad del agua, gestión de catástrofes naturales (incendios forestales, volcanes, inundaciones) y en la detección de emisiones de metano, explicó en una sesión informativa previa la directora de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, Simonetta Cheli.
El satélite está diseñado para proporcionar imágenes que permitan distinguir entre distintos tipos de cultivos, así como datos sobre numerosos índices de vegetación, ayudando a controlar la salud de los cultivos y predecir el rendimiento.
Además dará información especialmente útil para el seguimiento de los ecosistemas naturales, ya que puede diferenciar entre distintos tipos de vegetación y ofrece datos sobre variables biofísicas como el índice de área foliar y el contenido de clorofila y agua de las hojas.
Sentinel-2C reforzará la infraestructura de observación de la Tierra más avanzada del mundo al garantizar la redundancia del sistema.
La misión Sentinel-2 es una constelación de dos satélites: Sentinel-2A (lanzado en 2015) y Sentinel-2B (lanzado en 2017), que vuelan en la misma órbita pero separados 180 grados, y juntos cubren toda la superficie terrestre y las aguas costeras cada cinco días.
El jefe de la Unidad de Observación de la Tierra de la Comisión Europea, Mauro Facchini, precisó que ambos están operativos, pero “van envejeciendo, por lo que es muy importante lanzar nuevos satélites antes de que los actuales envejezcan mucho”.
Una vez en órbita, el Sentinel-2C sustituirá al 2A mientras que un Sentinel-2D reemplazará, previsiblemente a finales de 2028, al 2B, agregó Cheli.
El lanzamiento de Sentinel-2C será el vigésimo segundo y la última misión de un cohete Vega, el lanzador más pequeño de la ESA, que entró en servicio en 2012 y será sustituido por el modelo Vega-C, una versión mejorada y más potente.
El Vega-C podría estar de nuevo operativo hacia finales de noviembre, según el director de transporte espacial de la ESA, Toni Tolker-Nielsen.
Esta nueva versión realizó su vuelo inaugural en julio de 2022 sin contratiempos, pero fracasó en su primera misión comercial a finales de ese mismo año, debido a un problema en las toberas del motor de la segunda etapa, el Zefiro-40.
Tolker-Nielsen dijo que, tras revisar el diseño del motor para hacerlo más robusto, pasó con éxito el ensayo al que fue sometido el pasado mayo y en octubre se realizará otra prueba, en la que tienen “mucha confianza vistos los resultados de la primera”.