El BCBL de San Sebastián (norte de España) analizó los efectos cerebrales provocados al entrenar el sentido del gusto, a través de las diferencias en las respuestas cognitivas de sumilleres profesionales y consumidores inexpertos en una cata a ciegas de vino.
Este experimento se realizó con el fin de averiguar si la experiencia, los años de formación del paladar y las papilas gustativas pueden generar efectos diferenciales, tanto a nivel cerebral como neuronal, relacionados con áreas que estén vinculadas al lenguaje y a la memoria, según explica el BCBL en una nota.
Para ello, se registraron la actividad y los cambios en la estructura cerebral de los participantes, sumilleres e inexpertos, a través de una resonancia magnética.
Los resultados mostraron “diferencias significativas” entre los dos grupos respecto a la forma en la que trataban la información sensorial causada por la degustación de la bebida alcohólica.
Constataron así que los sumilleres presentaban “rasgos permanentes únicos en la materia blanca del cerebro”, además de una “mayor activación y conectividad cerebral” en las zonas relacionadas con el lenguaje, la memoria, el gusto y el olfato.
Estos rasgos permanentes, según el centro, se relacionan con el procesamiento de estímulos gustativos, así como con los circuitos implicados en la memoria y el lenguaje.
El investigador y director de la BCBL, Manuel Carreiras, explica que la investigación llevada a cabo “ha permitido arrojar luz” sobre el sentido menos analizado y “abre nuevas vías” para seguir investigando la actividad cerebral ante estímulos de esta índole.