Este exoplaneta, situado a unos 41 millones de años luz, entra en la clasificación de supertierra, con casi el doble de radio de nuestro planeta y 8,8 veces su masa, y orbita una estrella menos masiva que el Sol en la constelación de Cáncer.
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Las observaciones de James Webb indican indicios de la existencia de una atmósfera volátil rica en monóxido de carbono y dióxido de carbono, que se mantiene gracias al océano de magma del planeta.
Hasta ahora, las observaciones de otros exoplanetas rocosos no han mostrado evidencias de que tuvieran atmósferas y de tenerlas eran muy mínimas.
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“Se trata de la mejor prueba hasta la fecha de la existencia de una atmósfera planetaria rocosa fuera de nuestro sistema solar”, señaló Brice-Olivier Demory de la Universidad de Berna, uno de los firmantes del equipo internacional que realizó el estudio.
55 Cancri e, el exoplaneta rocoso es mayor que la Tierra
En todo caso, puede haber explicaciones alternativas para las observaciones del telescopio espacial, por lo que los autores recomiendan que se realicen otras nuevas para conocer mejor la atmósfera.
55 Cancri e es mayor que la Tierra, pero menor que Neptuno y de composición similar a la de los planetas rocosos de nuestro sistema solar, pero como está tan cerca de su estrella (una órbita completa dura 18 horas) su superficie debe de estar fundida, creando un profundo y burbujeante océano de magma.
Con una órbita tan estrecha alrededor de su estrella, es probable que el movimiento de ambos sea tal que un lado del planeta sea siempre diurno y el otro esté en la oscuridad perpetua.
El primer indicio de que 55 Cancri e podía tener una atmósfera sustancial provino de mediciones de temperatura basadas en su emisión térmica, o energía calorífica emitida en forma de luz infrarroja.
55 Cancri e, el exoplaneta cubierto de roca fundida oscura
Si el planeta está cubierto de roca fundida oscura con un fino velo de roca vaporizada o sin atmósfera alguna, la temperatura diurna debería rondar los 2.200 grados, pero en realidad es de unos 1.500 grados, precisó Renyu Hu del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.
Esto indica “claramente” que la energía se distribuye desde el lado diurno al nocturno, probablemente a través de una atmósfera rica en volátiles”, agregó.
La atmósfera primaria hace tiempo que desapareció debido a las altas temperaturas y a la intensa radiación de la estrella, por lo que la actual sería una atmósfera secundaria que se repone continuamente gracias al océano de magma.
Aunque 55 Cancri e es demasiado caliente para ser habitable, podría proporcionar una ventana única para estudiar las interacciones entre las atmósferas, las superficies y los interiores de los planetas rocosos.
Además, según los autores, podría dar ideas sobre la Tierra, Venus y Marte primitivos, que se cree que estuvieron cubiertos de océanos de magma en un pasado muy lejano.
“En última instancia, queremos entender qué condiciones hacen posible que un planeta rocoso mantenga una atmósfera rica en gas: el ingrediente clave para un planeta habitable”, afirmó Hu.