Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2018 y Premio Nobel de Medicina 2022 por ser uno de los padres de la paleogenética y el jefe del proyecto que descifró el genoma de los neandertales en 2013, Pääbo (Estocolmo, 1955) fue investido ese viernes doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo (norte de España).
Lo hizo con Marco de la Rasilla como padrino, profesor de Prehistoria con quien trabajó hace tres lustros en Asturias en los restos neandertales de la cueva de El Sidrón, que contribuyeron a la primera versión del genoma de esta especie, extinguida hace unos 40.000 años.
Durante su discurso de ingreso en el claustro de doctores de la universidad asturiana, este investigador centrado en recuperar genomas humanos incidió en que lo que define a un humano moderno desde la perspectiva genética es la combinación de cambios genéticos que en su conjunto hace posible la cognición y la sociabilidad.
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No obstante, ninguno de esos cambios por sí solo es necesario para ser un humano moderno que funcione bien, señaló el director de Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), para quien la cuestión ahora es saber si el número de estos cambios es de decenas, de cientos o de miles.
Los neandertales no están extinguidos, la genética lo demuestra
“Éste es uno de los retos que tenemos ante nosotros, mientras seguimos viajando en el tiempo y explorando cómo nuestra historia genética afecta a nuestro presente”, subrayó el que está considerado como uno de los fundadores de la paleogenómica y que dirigió el equipo que logró secuenciar el genoma de los denisovanos, llamados así por la cueva Denisova, en Siberia, en la que se encontraron los restos de esta especie.
La comparación del genoma denisovano con el de los humanos actuales demostró que también aportaron ADN a los humanos actuales, señaló Pääbo, que incidió en que los efectos que en las personas de hoy tienen las variantes genéticas de esta especie y de los neandertales “continúan siendo objeto de investigaciones”.
Sin embargo, las variantes genéticas más interesantes son las que aparecieron en los humanos modernos tras separarnos de los ancestros que compartíamos con neandertales y denisovanos pues son las que nos diferencian de ellos y de otros primates.
Algunas de ellas pueden ayudar a explicar “por qué los humanos modernos desarrollaron una cultura y una tecnología que cambiaron rápidamente, llegaron a ser muy numerosos y colonizaron todas las partes habitables”, señaló el también profesor de Biología Molecular Evolutiva de la Universidad de Leipzig .
Los neandertales no están extinguidos, lo vimos durante la pandemia
Pääbo sigue trabajando en la secuenciación del genoma de más neandertales y de sus parientes del Este para encontrar más diferencias entre ellos o qué efectos pueden tener en la raza humana de hoy en día.
Como ejemplo, señaló que durante la pandemia de la covid-19 se descubrió que el mayor factor de riesgo genético para enfermar gravemente o morir a causa del virus era una variante genética en el cromosoma 3 que procede de los neandertales.
Pääbo, que considera que el reconocimiento del que ha sido objeto hoy es “la coronación” de sus tres estancias en Asturias, destacó la importancia de los restos neandertales que se descubrieron en El Sidrón, en el concejo asturiano de Piloña, durante las excavaciones llevadas a cabo a principios de siglo, por lo que aportaron sobre la forma de relacionarse y el comportamiento social de los neandertales.
Diferentes miembros del equipo del Pääbo han publicado una decena de artículos en las más prestigiosas revistas internacionales sobre diferentes aspectos de la genómica de los restos hallados en El Sidrón.