“Las Academias (nacionales de Ciencias) del G7 piden a los líderes de sus países que reafirmen su compromiso de avanzar hacia un mundo libre de armas nucleares y que trabajen para alcanzar este objetivo”, se lee en la declaración final de una reunión de los presidentes de estas instituciones durante dos días en Roma.
La “cumbre” de los académicos de EEUU, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón, fue organizada por la Academia de Lincei de la capital italiana, una de las instituciones científicas más antiguas de Europa, fundada en 1603, dado que este año Italia ocupa la presidencia del G7.
“Las últimas décadas han visto la cancelación de varios tratados de control de armas nucleares y, al mismo tiempo, la escalada de las tensiones internacionales” y “las crecientes crisis geopolíticas y las nuevas guerras en las que participan Estados poseedores de armas nucleares son una amenaza para la estabilidad regional y mundial”, se señala en el documento, según los medios locales.
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Los científicos recuerdan que “han surgido nuevas amenazas de recurrir al uso de armas nucleares tácticas, armas diseñadas para ser utilizadas sobre el terreno contra objetivos militares” y que “además de su gran poder destructivo, el uso de tales armas está asociado a los graves y generalizados efectos de la lluvia radioactiva”.
Y añaden que “el peligro aún mayor es que el uso de tales armas puede desencadenar una escalada hacia el uso de armas nucleares estratégicas”.
Los científicos del G7 pregonan acuerdos internacionales
“La historia -continúan- nos enseña que la mejor manera de pasar del aumento a la reducción de las armas nucleares, de reducir los riesgos de su uso y la proliferación es mediante acuerdos internacionales que limiten el número y los tipos de armas, establezcan sistemas de vigilancia y verificación, definan medios de comunicación y de resolución de conflictos y restrinjan de manera verificable los usos de materiales y tecnologías nucleares, y hagan todo esto para renovar los compromisos contra el uso de armas nucleares”.
En esa tarea, la ciencia debe seguir “desarrollando y difundiendo pruebas científicas que demuestren los efectos catastróficos de una guerra nuclear sobre las poblaciones humanas y las demás especies con las que compartimos nuestro planeta, así como desarrollando herramientas para supervisar, seguir y verificar la adhesión a los acuerdos y apoyar a los gobiernos en sus esfuerzos por cumplir sus compromisos”.
La iniciativa del G7 de las Academias de Ciencias, puesta en marcha en 2005 por la Royal Society durante la presidencia británica del grupo se denomina Science7 o S7 y su objetivo es elaborar declaraciones conjuntas sobre grandes temas de interés mundial para presentarlas a los Jefes de Estado y de Gobierno del G7.
A la reunión han asistido los directores de la Académie des Sciences (Francia); British Academy (Reino Unido); Leopoldina (Alemania); National Academy of Sciences (EE.UU.); Royal Society (Reino Unido); Royal Society of Canada; Science Council of Japan.
Además del control de armas nucleares, se han abordado recomendaciones en materia de política sanitaria, ciencia y comunicación del patrimonio cultural, seguridad y salvaguardia de la producción agrícola, Inteligencia artificial y sociedad y desigualdades sociales y pobreza.