En un evento que tuvo lugar en la Royal Society de Londres, cuna de científicos de renombre como Isaac Newton, Charles Darwin o Stephen Hawking, la ministra británica de Ciencia, Michelle Donelan, y la comisaria europea de Innovación, Iliana Ivaonva, pusieron en marcha esta colaboración conjunta.
Horizonte Europa cuenta con unos 80.000 millones de libras (93.600 millones de euros) de fondos disponibles.
La participación británica en el programa "abre todo un mundo de oportunidades para nuestros investigadores", desde la financiación hasta los enormes beneficios que se obtienen al trabajar mano a mano con colegas de Europa", dijo la ministra británica.
"Estamos decididos a hacer todo lo que podamos junto con nuestros colegas europeos para aprovechar este momento, y todo lo que se pueda hacer para ayudar a nuestras mentes más brillantes a generar empleos, crecimiento y avances que mejorarán la vida de todos nosotros", resaltó Donelan, quien recordó que la Royal Society es una institución científica con 350 años de historia.
Entre otras cosas, la ministra puso énfasis en "las oportunidades extraordinarias" que se presentan para las pequeñas o nuevas organizaciones a la hora de investigar en distintos ámbitos, como la crisis climática, avances médicos o la inteligencia artificial.
Por su parte, la comisaria europea de Innovación animó a empresas e investigadores británicos a solicitar las subvenciones disponibles dentro del programa Horizonte Europa.
"Miles de personas han tenido éxito antes, uniendo fuerzas con socios europeos, haciendo avanzar la ciencia, impulsando las carreras académicas y el crecimiento empresarial. Espero ver muchos más beneficiarios del Reino Unido en el programa Horizonte Europa en los próximos años", subrayó.
La comisaria resaltó que esta es una alianza "estratégica" entre el Reino Unido y la UE y consideró que la estrecha colaboración entre las democracias es hoy "vital".
El pasado septiembre se anunció que el Reino Unido volvería al programa de investigación Horizonte, en el que también participan institutos y empresas tecnológicas de Nueva Zelanda, Canadá e Israel.
Los estados miembros de la UE aportan fondos, que luego se asignan a personas u organizaciones según sus méritos para explorar en áreas de interés científico.