“Las especies migratorias están siendo duramente golpeadas”, lamenta Inger Andersen, directora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUME) .
Una de cada cinco especies registradas por la Convención de Bonn de 1979 sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres, que publica el informe, está en peligro de extinción, mientras que la población del 44% disminuye.
Entre las 58 especies catalogadas, casi todas (97%) están en peligro de extinción, como algunos tiburones.
“El propio fenómeno migratorio está en peligro, porque hay barreras y los hábitats que necesitan estos animales pueden sufrir presiones”, explicó a AFP Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención.
Todos los países que firmaron este texto -más de 130 naciones pero ni Estados Unidos ni China- participan de una conferencia (COP14) en la ciudad histórica de Samarcanda, en Uzbekistán, del 12 al 17 de febrero.
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Allí estudian el destino de estas especies migratorias, entre ellas animales emblemáticos como tortugas marinas, ballenas y tiburones, elefantes y especies de gatos salvajes, y muchas aves.
Sus migraciones pueden estar guiadas por muchos factores, como la búsqueda de condiciones climáticas favorables, el acceso a alimentos o un entorno ideal para dar a luz a sus crías.
Las amenazas que pesan sobre estos animales están directamente relacionadas con la actividad humana, como la pérdida, degradación o fragmentación de los hábitats por la agricultura intensiva, la pesca o la caza excesivas, y el cambio climático.
Los animales también están sometidos a presiones adicionales como las distintas contaminaciones, entre ellas la acústica, lumínica o los pesticidas y plásticos.