“Omití decir toda la verdad para que mi artículo sobre el cambio climático fuera publicado”, explicó el experto Patrick Brown, en un artículo publicado en el sitio web The Free Press el 5 de septiembre.
El estudio destaca una posible correlación entre el cambio climático y el incremento de los incendios, y minusvalora, asegura Brown, otros factores potenciales, como la gestión humana del suelo.
“Me acaban de publicar en Nature porque seguí un relato que yo sabía que gustaría a los redactores jefe” de la revista, explicó este investigador del Instituto Breakthrough, basado en California, que mantiene un discurso ecologista pero favorable a la energía nuclear.
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Ese estudio de Brown fue citado por la AFP bajo el título “el cambio climático incrementa en un 25% el riesgo de incendios forestales extremos”.
Uno de los coautores del estudio, Steven Davis, de la universidad de California, se declaró “muy sorprendido” por este gesto de Brown.
“Patrick tomó decisiones que quizás consideró que favorecerían la publicación, pero no sabemos si un artículo diferente habría sido rechazado”, explicó.
Brown mantiene que el ambiente académico actual en torno al cambio climático es catastrofista.
El científico asegura que él está de acuerdo en que el cambio climático existe, y que la responsabilidad humana en el fenómeno es innegable.
“Mi idea es simplemente que la investigación sobre el clima y la sociedad no debería centrarse de manera tan excesiva en identificar y resaltar los impactos climáticos negativos a expensas del estudio de la efectividad de las soluciones”, explicó el experto en una declaración adicional publicada esta semana en el sitio Breakthorugh Institute.
“Totalmente desconcertada”
La editora de Nature, Magdalena Skipper, se declaró “totalmente desconcertada” por la estrategia de Brown.
Pero en el mundo de las publicaciones académicas no son nuevas estas maniobras destinadas a denunciar un estado del conocimiento científico.
En 1996 el físico estadounidense Alan Sokal publicó en una revista académica un ensayo, “Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravitación cuántica”, que es un fraude total.
El ensayo, publicado y mencionado favorablemente por académicos, es en realidad un texto que mezcla conceptos matemáticos y sociales sin sentido.
El experto explicó luego su decisión de publicar ese artículo en un libro que fue un éxito de ventas.
Medidas inteligentes
“Creo que todo el mundo en la comunidad científica está de acuerdo en que el sistema de revisión entre pares no es perfecto, pero es el mejor que tenemos”, declaró la editora jefe de Nature en declaraciones a la AFP.
El mundo de la investigación sobre el cambio climático, uno de los campos científicos que genera más publicaciones en el mundo, ya ha vivido escándalos en el pasado.
El “climategate” estalló en 2009 al publicarse miles de correos electrónicos y ficheros propiedad de la unidad de investigación climática de la Universidad de East Anglia (Gran Bretaña).
Según los escépticos del cambio climático, ese material ponía al descubierto toda una manipulación de datos voluntaria, por parte de climatólogos, para exagerar los datos en torno al fenómeno.
Los afectados denunciaron el pirateo de sus datos. Una investigación del Parlamento británico de 2010 declaró que el comportamiento del jefe de la unidad universitaria fue correcto, pero pidió más transparencia.
Para Bjorn Lomborg, presidente del Centro de Consenso Copenhague, y autor de un reciente artículo junto a Bill Gates pidiendo más inversión en sanidad y educación a nivel mundial, “el cambio climático es un desafío real” pero requiere “políticas inteligentes”, lejos del catastrofismo.