La lluvia de Perseidas alcanzará su mayor intensidad la noche del 13 de agosto, si bien el evento astronómico está activo desde el 14 de julio hasta el 1 de septiembre, indicó el IGP en una nota de prensa.
La entidad, dependiente del Ministerio del Ambiente, explicó que se estima unos 100 meteoros por hora como máximo, cuando el radiante esté bien elevado sobre el horizonte.
En el caso de Perú, el radiante no está muy elevado para la mayor parte del territorio, motivo por el cual la intensidad de la lluvia de meteoros "no será la esperada", aunque la "ausencia de brillo lunar (...) facilitará su observación", agregó el IGP.
Explicó que la lluvia de meteoros se produce cuando se desprenden pequeñas partículas del cometa 109P/Swift-Tuttle que quedan en órbita alrededor del Sol, lo que ocasiona que estas ingresen a la atmósfera cuando la Tierra las encuentra en su camino orbital, desintegrándose y generando trazas de luz.
Con respecto a la superluna azul, el instituto geofísico detalló que en agosto se producirán tres fenómenos coincidentes con el satélite natural, pues estará en fase llena en dos momentos y se situará en un punto de su órbita que se encuentra justo más cercano a la Tierra.
Esa circunstancia provocará que se observe ligeramente de mayor tamaño y el 30 de agosto se la podrá observar toda la noche, desde el anochecer hasta la salida del Sol.
La denominación es anecdótica porque la Luna no se verá apreciablemente más grande y ni se pondrá de color azul, precisó la entidad.
Además, en ese mes, se presentará la conjunción entre la Luna y Júpiter, donde ambos astros será visibles en una misma región en el cielo durante toda la madrugada del 8 de agosto, y al día siguiente se podrá observar la máxima elongación este de Mercurio, donde tendrá la máxima distancia angular con el Sol.
Al anochecer del 9 de agosto, Mercurio podrá ser observado en su mayor altura sobre el horizonte oeste, después de que se oculte el Sol.
Finalmente, el 27 de agosto, se observará a "Saturno en oposición", cuando este astro se ubica en la prolongación de la línea Sol – Tierra, lo que provoca que tenga su máximo brillo para poder ser apreciado.