“En esta ocasión vamos a otra Luna, a su polo sur, que está poblada de cráteres y bajo una oscuridad constante. Una primera misión enviará a cuatro astronautas a sobrevolar la órbita lunar y otra caminará sobre su superficie. Por ende, se debe ser muy preciso en el aterrizaje”, explicó Nelson al disertar ante estudiantes de Ingeniería aeroespacial de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El director de la NASA arribó a Argentina para profundizar lazos en materia de cooperación aeroespacial, una relación que inició en 1991 con la creación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) del país suramericano.
“Entre noviembre y diciembre se lanzó una expedición de prueba a la Luna, antes de enviar humanos en una nave. Y esta vez vamos por distintos motivos de lo que fue hace medio siglo, creando y mejorando tecnologías para llegar a Marte”, indicó.
Para reforzar este último aspecto y a modo de obsequio para la Facultad de Ingeniería de la UBA, Nelson entregó una foto encuadrada de una de las aeronaves no tripuladas de la NASA, donde se puede apreciar el otro lado de la Luna, que está a 70.000 millas (poco más de 112.654 kilómetros), lo más lejos que ha llegado una nave a esa parte del satélite lunar.