Esas sequías, debido al cambio climático provocado por el ser humano, son cada vez más frecuentes, en especial, en norte y este de Asia, el Sáhara y Europa, y se prevé que esta tendencia se acelere en un futuro más cálido.
Es un fenómeno causado por la escasez de precipitaciones y la elevada evapotranspiración, que agota rápidamente el agua del suelo.
Lea más: El agro argentino enfrenta su peor sequía, que golpea la principal fuente de riqueza del país
Pueden convertirse en graves en pocas semanas y durar meses, dañando la vegetación y los ecosistemas y desencadenando olas de calor e incendios forestales.
Al ser cada vez más frecuentes es difícil preverlas y poder prepararse para intentar hacer frente a su impacto, según la Universidad de Southampton (Reino Unido), una de las que participa en el estudio.
Las sequías repentinas, la nueva normalidad
“A medida que nos dirigimos hacia un futuro más cálido, las sequías repentinas se están convirtiendo en la nueva normalidad” de las sequías, señaló Justin Sheffield, de la Universidad de Southampton y uno de los firmantes.
Los modelos muestran que los escenarios con mayores emisiones conducirían a un mayor riesgo de sequías repentinas de aparición más rápida, “lo que plantea un gran reto para la adaptación climática”, agregó el investigador.
El estudio indica que, aunque varía según las regiones, en los últimos 64 años se ha producido un cambio global hacia sequías repentinas más frecuentes.
La transición a sequías repentinas es más notable en el este y norte de Asia, Europa, el Sáhara y la costa oeste de Sudamérica.
Las sequías repentinas a mayor velocidad
En algunas zonas, como el este de Norteamérica, el sudeste asiático y el norte de Australia, se produjeron menos sequías repentinas y lentas, pero aumentó la velocidad de aparición del fenómeno.
En la Amazonia aumentaron las sequías lentas y en África Occidental creció la frecuencia y su carácter extremo, tanto de las sequías rápidas como de las lentas.
“La transición a más sequías repentinas está siendo impulsada por una combinación de déficit de precipitaciones junto con tasas amplificadas de pérdida de humedad del suelo”, explicó Peili Wu, del Servicio Meteorológico Británico en un comunicado.
Los investigadores analizaron cómo cambiarán las sequías en el futuro, para lo que compararon los resultados con escenarios moderados y muy elevados de gases de efecto invernadero.
Falta de agua
En ambos casos, las proyecciones futuras muestran un aumento de la velocidad de desarrollo de la sequía en la mayoría de las regiones y un incremento del número de sequías repentinas frente a las de formación más lenta.
Los autores advierten de que la transición a las sequías repentinas puede tener “efectos irreversibles en los ecosistemas, ya que podrían no tener tiempo suficiente para adaptarse a una falta repentina de agua y a un calor extremo”.
Además, este tipo de sequías es difícil prever, ya que los métodos actuales utilizan escalas temporales más largas, por ello son necesarios nuevos enfoques para alertar con antelación de las sequías repentinas, así como una mejor comprensión de cómo se verán afectados los ecosistemas naturales y los seres humanos.