La contaminación por plástico es un problema persistente en todo el planeta, a todos los niveles. La fauna marina engulle o queda atrapada en las bolsas, los residuos ensucian las playas hasta en los más recónditos espacios naturales y los microplásticos vuelven al ser humano a través de la cadena alimenticia.
El informe, publicado en el sitio PLOS One, calcula que en los mares flotan unos 170 billones de fragmentos plásticos, en su mayoría microplásticos.
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La gran parte de esos fragmentos fueron desechados en los últimos 18 años.
“La contaminación por plásticos ha alcanzado niveles sin precedentes”, advierten los autores.
La cifra es significativamente más alta que estimaciones precedentes, y el estudio pone de relieve que el vertido de residuos se acelerará previsiblemente en las próximas décadas, de mantener el ritmo actual.
Los investigadores recogieron muestras en más de 11.000 estaciones de monitoreo en todo el mundo, y datos que se extienden a lo largo de 40 años, entre 1979 y 2019.
Hasta 1990 no había una tendencia clara en la concentración de esos plásticos, y luego, hasta 2005, las tendencias fluctuaban. A partir de ese año los niveles se dispararon.
“Observamos un rápido incremento desde 2005 porque hay un rápido aumento de la producción, mientras que las políticas de control del vertido de plásticos en el océano son limitadas”, explicó una de las autoras, Lisa Erdle, a AFP.
Las causas de contaminación por plástico en el océano son numerosas. Las redes de pesca o las boyas suelen aparecer en plena mar, mientras que las bolsas, la ropa o las llantas de auto están presentes en las costas.
Todos esos desechos acaban convirtiéndose en microplásticos, como “confeti en la superficie del océano”, en palabras de Lisa Erdle.
‘Productos tóxicos’
Los países del G20 duplicarán su uso de plásticos de aquí a 2050, hasta los 451 millones de toneladas según el informe, elaborado conjuntamente por Economist Impact y The Nippon Foundation.
En 1950 solo se producían dos millones de toneladas de plásticos en todo el mundo.
El reciclaje, incluso en los países más avanzados, ha tenido un escaso impacto hasta ahora.
Sin una gestión adecuada, los plásticos depositados en basureros terrestres pueden acabar en el mar.
“Hace falta más reciclaje, asistimos a un verdadero derrame de productos tóxicos y de envoltorios”, explicó Erdle.
Entre 1990 y 2005 se produjeron esfuerzos internacionales para paliar parcialmente el problema, como el tratado MARPOL de 1988, firmado por 154 países para prohibir el vertido de plásticos desde barcos.
Pero el aumento de la producción ha superado esos marcos legales, alerta el estudio, que aboga por un nuevo tratado mundial.
En diciembre más de 160 países reunidos en Uruguay bajo la égida de la ONU arrancaron las negociaciones para ese acuerdo mundial contra la contaminación marina por plásticos, pero la segunda ronda debe celebrarse ahora en Francia.
Los principales puntos del acuerdo son la prohibición del uso de plásticos de un solo uso, un sistema de multas para los contaminantes e impuestos sobre los productores.
El peso total de la contaminación por plástico detectada hasta la fecha es de 2,3 millones de toneladas, según el estudio de PLOS.
El texto analizó datos de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y el mar Mediterráneo.