“Muchos hispanos en el futuro tendrán una oportunidad”, señaló Rubio, de 47 años, nacido en Los Ángeles (California) e hijo de padres salvadoreños, en una entrevista desde la EEI en el espacio, a unos 400 kilómetros (250 millas) de la Tierra, concedida a la cadena estadounidense de habla hispana Univision.
Rubio, en tono distendido y algunas veces a punto de flotar por efecto de la gravedad, dijo al responsable de meteorología de Univision, Javier Serrano, que se sentía muy bien después de cerca de 6 meses en la EEI, periodo que probablemente doblará y que le puede convertir en el primer astronauta estadounidense e hispano en permanecer un año en el espacio.
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El astronauta dijo que echa de menos a su familia y que “sin ellos no habría podido estar aquí”.
Rubio se convirtió el pasado 21 de septiembre en el décimo segundo hispano en llegar a la EEI, a bordo de una nave Soyuz rusa en el que es el primer vuelo del astronauta de la NASA desde que fue seleccionado -de entre 18.000 personas- por la agencia en 2017.
Astronauta Frank Rubio reconoció problemas técnicos
“Si vuelvo antes -a la Tierra- estaré feliz por estar con mi familia”, dijo Rubio ante la posibilidad de que el retorno sea más rápido, aunque reconoció que problemas técnicos han provocado que “pueda permanecer de 3 a 6 meses más en la EEI”.
“Nuestra nave fue dañada”, matizó sobre los problemas técnicos que pueden retrasar su vuelta a casa, lo que, sin embargo, le permitiría conquistar un récord de permanencia en el espacio.
Rubio se refirió a un problema de una fuga de refrigerante en la cápsula Soyuz que no permite traer a los astronautas de vuelta a la Tierra, un inconveniente que, como señaló, parece en vías de solución, aunque no dio más detalles.
Antes de llegar a la EEI, Rubio se preparó durante cinco años para volar al espacio y dos en específico para esta misión, para lo que voló en un avión supersónico T-38 de forma regular.
Dijo que para conseguir una mejor adaptación con el resto de investigadores de la EEI aprendió ruso, al igual que los tripulantes del país del este europeo tuvieron que estudiar para comunicarse en inglés.
Astronauta Frank Rubio valoró el idioma español
“El español me ayudó mucho para aprender ruso”, dijo el estadounidense, cuyo idioma materno es el inglés, aunque se desenvuelve en un perfecto castellano aprendido con sus padres.
Rubio llegó el pasado septiembre a la EEI junto a los cosmonautas rusos Serguéi Prokópiev, comandante de la tribulación 68 de la EEI, y Serguéi Petelin.
Se unieron a otros tres rusos y a los astronautas de la NASA Bob Hines, Kjell Lindgren y Jessica Watkins, y a la astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA) Samantha Cristoforetti.
“Mi familia siempre me ha apoyado y es muy positiva”, dijo ante la extensión de su estancia y tras dedicar palabras de especial afecto a su madre, que, como recordó, siempre le dijo “que todo iba a salir bien”.
Respecto al día a día, señaló que cuesta acostumbrarse a la gravedad y que “hay que aprender a estar con los pies pegados al piso”.
Rubio se refirió además a los estudios científicos que se llevan a cabo, lo que incluye cultivos hidropónicos y aeropónicos para ver si se puede aumentar lo suficientemente la comida para futuras expediciones a la Luna y Marte.
Autoabastecimiento y microgravedad
“Este tipo de experimentos sirven para saber cómo crecen las plantas”, indicó, después de precisar que uno de los objetivos finales es lograr el autoabastecimiento en el espacio.
También la microgravedad y su impacto en el cuerpo humano son otros de los estudios en marcha que se verán favorecidos, en especial si finalmente permanece cerca de un año en la EEI.
Rubio, que tuvo palabras de cariño para Miami, ciudad de la que, subrayó, “me encanta la gente y la comida”, dijo que realiza todos los días ejercicio para evitar la pérdida de masa ósea.