Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, es su última parada antes de viajar al continente helado para abrir las bases españolas en la Antártida y habilitarlas para los científicos durante los meses del verano austral, hasta marzo.
"La dificultad que entraña navegar por aguas antárticas y el riesgo que conlleva hace que los militares estemos preparados para asumir este tipo de funciones", explica a EFE el alférez de navío -equivalente a teniente- del Hespérides, Pelayo Giménez, que hace este año su segundo viaje a la Antártida.
AYUDA A LOS CIENTÍFICOS
La naturaleza virgen de los territorios antárticos, recalca Giménez, es lo que hace del continente helado un paraje tan duro, por lo que la asistencia militar se hace necesaria, dice, para llevar a cabo las misiones científicas: la Armada Española lleva ya 36 expediciones antárticas, 27 de ellas, con el Hespérides.
Las funciones del Hespérides, como buque científico de la Armada, es triple: abrir las bases españolas en la Antártida durante los meses de verano, dar apoyo logístico a las investigaciones científicas que se harán en ellas, y ser una plataforma marina donde se hagan investigaciones propias desde abordo.
Antes del Hespérides, la Armada disponía de otra embarcación polar, Las Palmas, pero carecía de instalaciones científicas y únicamente daba apoyo logístico a proyectos en tierra; por eso, se decidió construir una nueva embarcación que sirviese para hacer ciencia abordo.
Ahora, recalca Giménez, la embarcación es vanguardia en España: "El Hespérides es el único buque oceanográfico español con capacidad para hacer investigación científica multidisciplinar en ambos hemisferios", dice.
VOCACIÓN CIENTÍFICA
La coordinación de las instituciones que confluyen en el Hespérides es responsabilidad del órgano colegiado Comité Polar Español, donde la Armada juega un rol fundamental, explica a EFE su comandante, Rafael Aguirre.
"La Armada colabora con instituciones públicas y privadas, está al servicio de la ciudadanía para todo lo que precise", remarca el comandante.
Los científicos comenzarán sus trabajos a principios de enero, cuando, una vez habilitadas las bases españolas, el buque vuelva desde la Antártica a la ciudad argentina de Ushuaia y recoja el primer grupo de investigadores.
Los proyectos científicos que se llevarán a cabo esta temporada tratarán diversos temas de medioambiente, como el impacto del cambio climático sobre la personalidad de los pingüinos antárticos, entre otros, y también pruebas tecnológicas, como la comprobación de la señal del "GPS europeo" Galileo en altas latitudes.
CON FUTURO
A pesar de las tres décadas que tiene el ya "veterano" buque Hespérides, la tradición de las expediciones españolas en la Antártica seguirá en el futuro, expresa Pelayo Giménez, porque ya se está planteando una nueva embarcación que substituya a la actual.
Por ahora, el nuevo buque oceanográfico español está únicamente en fase de diseño, recogiendo novedades que pueda acoger para mejorar las funcionalidades del buque, y es un proyecto que se materializará a medio o largo plazo, añade Giménez.
Esta temporada, en marzo acabará la expedición número 27 del Hespérides, cuando los últimos científicos vayan de vuelta a casa; será el momento de la Amada cierre las bases españolas por este año y dejarlas listas para la próxima temporada estival, cuando el buque volverá con nuevos objetivos científicos.