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Félix de Azara comentó sobre el nombre de esta ave cuanto sigue:
“Llámase así [Chesy-hasy] esta ave por su canto ordinario, y no de amor. Su nombre quiere decir mi madre está enferma, algunos le llaman Chingolito, otros Cabecita de Tigre, por las fajitas que en ella tiene, y otros le llaman Curuguatay (…) Por lo regular es muy familiar en los pueblos y ranchos, lo mismo que el gorrión en España, por cuyo motivo los castellanos le suelen llamar Gorrión, pero no lo es, porque además de diferenciarse en los colores es también distinto en sus costumbres”; y, en sus Apuntamientos, señaló:
“Algunos llaman gorrión al presente, porque es común y familiar en los pueblos y fuera de ellos, y a veces entra en los cuartos. En Buenos Aires y Montevideo le denominan chingolo y chingolito, y los guaraníes chesihasí, porque lo canta todo el año con mucha claridad, y por el mismo estilo y más gracia que la cugujada [cogujada, Galerida sp.]. A esto se reduce su voz, aunque al obscurecer la noche suele cantar mejor de otro modo con alguna variedad desde su dormitorio, que siempre es un árbol copudo; pero nunca repite este canto. Al romper el día es de los primeros que saludan la aurora”.
Bertoni lo catalogó como Chesyasy y Gorrión San Francisco.
Azara no precisó cómo y cuándo obtuvo al individuo que describió; en sus Apuntamientos aclaró que esta especie abunda en todas partes, la vio en diferentes lugares, e incluso describió a sus pollos.
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Nomenclatura
Sonnini concluyó que era imposible que el Moineau du Brésil (Vidua chalybeata ssp. ultramarina) -que en realidad es una especie africana- y el Bonjour-commandeur (Zonatrichia capensis) fueran de la misma especie que el Chingolo de Azara, como este lo afirmó, quien al compararlos se ocupó de enumerar las numerosas diferencias que las separaban. Advirtió, además, que nuestro naturalista con ello recurría a su habitual costumbre de imputar a la negligencia o a la prisa de Buffon las diferencias que se oponen a las comparaciones que él tiene en mente, y que tal Chingolo era de una especie nueva.
Interesa en este punto lo que Azara dijo al comparar su Chingolo con el Bonjour-commandeur, y es:
“Después describe a un pajarito, que llama bonjour commandeur, porque así le denominan en Cayena; aunque dice que algunos le nombran bruant de Cayena, y otros bruant del cabo de Buena Esperanza: concluyendo el autor, que es falsa una de estas dos últimas denominaciones; porque siendo positivo que el pájaro existe en Cayena, es más que probable que no es de dicho cabo; donde si existe, será porque le llevarían embarcado. Yo soy de la misma opinión, bien que no extrañaría que existiese en ambas partes, como sucede con otros; pero vamos al caso. Dice que en Cayena canta a la punta del día, que vive a pares alrededor de las casas, y que está casi siempre en tierra. Todo es del chingolo; pero se equivoca comparando su voz a la del gorrión, y en darle solo cinco pulgadas. Por lo que hace a colores no los explica bien, pero se conoce la especie. No dice que tenga diferencia sexual; pero lo da a entender erradamente, diciendo que el macho tiene sobre la cabeza un solideo negro atravesado por una tira gris; que las quijadas son cenicientas; que una tira negra se extiende desde el pico al solideo; que debajo de este por detrás hay un medio collar acanalado; que sobre el cuerpo es pardo verdoso, variado en la espalda con manchas negras oblongas; que las cobijas están ribeteadas de acanelado; y que todo debajo es ceniciento. Mejor representa los colores la estampa 386, figura 2ª, aunque no deja de tener los defectillos que se notarán cotejándola con mi descripción”.
La referencia a la figura 2ª de la estampa 386 es al Bruant du Cap de Bonne-Esperance o Bonjour-commandeur de Buffon retratado por Martinet.
Resulta que el Chingolo de Azara es una sub especie de dicho Bonjour-commandeur (Zonotrichia capensis) -que en este caso se trata de una especie americana y no africana- que fue clasificada en 1837 por Swainson con la denominación de Zonotrichia subtorquata (o Zonotrichia capensis ssp. subtorquata) en su On the natural history and classification of birds (2, p. 288), a partir del Tangara ruficollis descrito por Spix.
El epíteto que identifica a esta especie corresponde a la palabra latina subtorquata/con pequeño collar, referido al collar o “cuello rufo” que Spix le observó y le asignó como nombre.
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Costumbres y nido
En cuanto a las costumbres y nido del Chesyhasy Azara solamente mencionó:
“Cría por lo común en los árboles, haciendo su nido descubierto con pajas secas exteriormente, y lo interior solo con cerdas bien compuestas. Yo he visto un nido de estos materiales en una pequeña entrada o agujero de la pared, de modo que casi la mitad caía afuera de ella; era como he dicho, tenía dos huevos bastante gordos para el tamaño del pájaro, no los toqué, y me parecieron blancos con manchitas pequeñas rojizas, suele criar cuatro o cinco. (…) Anda a saltitos, y jamás lo he visto volar largo, ni levantarse mucho. Come maíz pisado, y también carne”; y, en sus Apuntamientos, agregó:
“salen con frecuencia a la inmediación despejada; pero no se alejan, ni suben a los árboles grandes, ni secos, ni se dejan ver en las cumbres, ni se internan en bosques, ni campos (…) apenas conocen la esquivez. (…) Nunca va en sociedad, sino con su amada idéntica; y ambos tienen en los días fríos un copete elevado, semejante al de la cugujada [cogujada] aunque más corto; pero carecen de él en los días cálidos. Frecuenta los corrales y patios, es común en todas partes, y come la carne colgada, el maíz quebrado, el pan e insectos. He visto muchos nidos hechos con muchas pajitas secas y casi podridas por fuera, y abundancia de crines bien ordenados dentro. Unos estaban pegados al tronco de naranjos, apoyados al origen de alguna ramita a dos varas de altura: otros entre las ramas con que suelen cubrir las cercas de los corrales: otros en pequeños matorrales a uno o dos palmos de altura: otros dentro de una mata de paja: otros en tierra donde había árboles inmediatos; y otros en agujeros de la pared, de modo que casi la mitad estaba fuera de ella; y también le he visto acopiar materiales bajo de una teja. Trabajan ambos sexos, y alternan en covar. Ponen por octubre y noviembre, lo menos uno, y a lo más cuatro huevos blanquizcos muy salpicados de rojizo, más en la punta gruesa, según sucede a toda salpicadura de huevos, y sus ejes son nueve un medio y seis tres cuartos de líneas. Es el único de quien creo que duplica sus crías. Los padres dirigen algunos días la prole, y la aman en términos, que a veces llegan casi a picar la mano que se la arrebata. Verdad es que en todo tiempo son tan poco ariscos, que apenas huyen hasta que casi se les toca con el bastón”.