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Félix de Azara refirió que en Buenos Aires llaman a esta ave:
“Cacholote [nombre que corresponde al Pseudoseisura lophotes], otros Vieja (…) Los portugueses creo que la llaman Feiticeira (hechicera). Aquí [en el Paraguay] es conocida por los españoles por Piririta, y los guaranís la llaman con propiedad Piririguá porque a veces, y cuando vuela, canta Piriri, y otras igua igua, en tono fuerte, llorón, y desagradable”; y, en sus Apuntamientos, agregó:
“Así [Piririguá] le llaman en el Paraguay, y también piririta, deduciendo ambos nombres de su canto, que repite volando y posado; y dice a veces Pirirírirí como riendo, y otras güáogüá como llorando. Es muy escaso en Buenos Aires, donde me dicen que le llaman cocholote; pero abunda muchísimo en el Paraguay, y aseguran que también existe en Tucumán, y que los portugueses del Brasil le llaman feitizeira”.
Bertoni lo catalogó como Piririguá, Piririta, Andirá -como es conocido entre los guaraníes del río Verde-, y Guyrá akangatará.
Nomenclatura
Sonnini y Azara coincidieron en que el Piririguá es el Guira cantara que Buffon describió a partir del Guira acangatara de Marcgrave; y, en efecto, esta especie es la que Gmelin clasificó en 1788 como Cuculus Guira (actualmente Guira guira) en su edición del Systema Naturae (1, pt. 1, p. 414).
El epíteto que identifica a esta especie corresponde a la palabra tupí-guaraní guira /ave.
Costumbres y nido
Sobre las costumbres y nido del Piririgua comentó Azara:
“Vuela poco trecho, bajo, y horizontalmente, con las puntas de las alas más elevadas que el cuerpo. Va en bandas de familia por los árboles de las chacras, y no se sitúa en lo alto de ellos. Anda despacio por el suelo, buscando su alimento, que son gusanos. Yo la he visto comer langostas. No he oído que haga daño en las sementeras, aunque yo las he visto ir de dos en dos alguna vez, en tiempo de cría (noviembre), lo regular es ir en bandadas de familia. Su nido es como el del Anno, en el poner y sacar sus huevos todas las hembras de la familia lo mismo que dije del Anno, se domestican mucho. El doctor Zavala los cogió de chiquitos y se le domesticaron tanto que criaron en su casa del modo referido, dentro de una caja. El referido padre Cañete me dio dos de sus huevos, cuya figura es un elipsoide, cuyo mayor eje tiene diecinueve líneas, y el menor catorce y media. Su color es medio entre verde y azul, pero lo particular de ello está en que, sobre dicho color, tiene un veteado blanco no lustroso, como en relieve, el cual, con la frotación, o raspando con el cuchillo, se quita fácilmente, quedando el huevo todo de dicho color medio entre azul y verde. También en esto se parece mucho al Anno, y en no ser esquivo. A veces ambas especies andan juntas”.
En sus Apuntamientos, además, anotó:
“Es estacionario: vive contento en jaula con pedacitos de carne cruda; y un hombre de toda verdad me asegura, que habiendo cogido una nidada, los crió libres en su casa; donde se aquerenciaron tanto, que caminaban y volaban por la huerta y vecindad, volviendo a casa, introduciéndose por toda ella sin el menor recelo, como animales los más domésticos; y que al año siguiente todos juntos construyeron un nido dentro de un cajón, donde sacaron y criaron nueva familia. Prefiere las quintas y lugares inmediatos a las casas, y aún entra en los pueblos. Sitúa el nido en los más altos y espesos matorrales, componiéndolo de palitos, y el colchón de hojas de árbol secas. Su figura es bastante plana, y los huevos exactamente elipsoides prolongados, o iguales en ambas puntas, y sus ejes son diecinueve y catorce líneas. El color es un verde azul, con vetas de un blanco postizo, que se quita con cualquiera frotación, quedando solo el bello color del fondo. Si algún caracará u otro pájaro pasa cerca del nido, y a veces sin este motivo, le ataca el piririguá con obstinación, y le ahuyenta, según dije del suiriríguazú”.