La investigación exploró datos genéticos y de comportamiento para analizar varias teorías sobre cómo los cambios en la dieta pudieron haber contribuido a la evolución de los primates.
Los investigadores encontraron tres características que desarrollaron los ancestros de los primates modernos y se pueden relacionar con la transición a una dieta carnívora.
Por medio de un análisis genético de 32 especies de primates y cuatro especies de mamíferos, los investigadores concluyeron que la selección positiva reforzada de los genes relacionados con la utilización de las grasas sugiere que los primates cambiaron de una dieta omnívora a una carnívora.
La segunda característica que señalan los investigadores y que encontraron por medio del análisis fósil es que los ojos de los primates ancestrales fueron acercándose en la evolución. Esto se conoce como alta convergencia orbital y es típico de animales carnívoros, que usan una mirada frontal para rastrear y tender una emboscada a sus presas.
Por último, los científicos encontraron que los primates pudieron haber desarrollaron garras más pequeñas en su evolución para poder acechar de manera sigilosa a sus presas.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos en los que grabaron el sonido de ardillas escalando árboles primero con las garras largas y luego con las garras recortadas y se dieron cuenta que las "ardillas sin garras trepaban de manera mucho más silenciosa".
"Nuestro estudio sugiere que las características distintivas de los primates ancestrales pudieron haberse desarrollado en la evolución para adaptarse de manera especializada a la depredación en ambientes arbóreos", escribieron los investigadores.
Para poder cazar por sorpresa en los árboles, los primates pudieron haber desarrollado estas características que les permitían observar a la presa desde lejos, acercarse de manera sigilosa y saltar para atacar rápidamente.
De acuerdo con el estudio, el cambio en la dieta y la adaptación a este tipo de caza pudo haber sido un factor de presión ecológica "crítico" para explicar el origen de los primates ancestrales.