Así lo señala un comunicado la Agencia Espacial Europea (ESA), que explica que gracias a las imágenes de las cámaras instaladas en toda Europa, incluida una de la red AllSky7 operada por esta agencia en Cebreros (Ávila) -centro de España- y las cámaras de la Red de Meteoros del Suroeste de Europa (SWEMN), se calculó la trayectoria de la bola de fuego y se rastreó su origen.
Al entrar en la atmósfera a una altura de 100 kilómetros sobre Madrid y quemarse a 77 kilómetros sobre la provincia de Guadalajara (centro de España), se cree que el cuerpo tenía un tamaño de unos 10 centímetros antes de entrar en contacto con la Tierra.
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Las lluvias de estrellas se producen cuando la traza de partículas de polvo y rocas que dejan los cometas en su órbita alrededor del Sol entran en la atmósfera de la Tierra y se volatilizan produciendo un efecto luminoso: los meteoros.
Se cree que la lluvia de meteoros de las Alfa Capricórnidas se creó hace entre 3.500 y 5.000 años, cuando la mitad del cometa 169P/NEAT se desintegró y se convirtió en polvo.
El cometa y el rastro de polvo
El propio cometa se habría formado al mismo tiempo que nuestro Sistema Solar, hace unos 4.600 millones de años.
El rastro de polvo de este antiguo cometa se ha trasladado hacia la órbita de la Tierra creando meteoros poco frecuentes pero razonablemente brillantes.
En su punto álgido, sólo crea unos cinco meteoros por hora, pero éstos suelen ser muy brillantes y a menudo se convierten en bolas de fuego: meteoros especialmente brillantes.
A medida que continúe su deriva, se espera que la lluvia se haga más fuerte. Según la ESA, para el año 2220, debería ser más fuerte que cualquier otra lluvia de meteoros anual, pero por ahora se puede observar en su forma actual hasta el 15 de agosto aproximadamente.