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Félix de Azara anotó sobre el nombre común de esta ave:
“Llámanla Acaé-hu, que quiere decir Acahé-negro, no porque lo sea, sino para distinguirla de la especie siguiente [Aka’ê para (Cyanocorax chrysops)]. Aquí es tenida por especie de Urraca”, y agregó en sus Apuntamientos:
“Algunos le llaman acahe hú (acahé negro), porque vista a alguna distancia parece negra; pero como no lo es, le he mudado el nombre”.
Bertoni (Vocabulario) y Gatti (Enciclopedia) recogieron para esta urraca el mismo nombre: Akâê hû y Àcà'è-jù, respectivamente.
Nuestro naturalista comentó que al individuo que describió en el manuscrito lo mató:
“con tres fusilazos sobre un árbol, en el primero le quebré un ala, después de lo cual no cesaba de correr por el árbol, sin querer salir de él, aunque le espantaba. En el segundo, conociéndose ya mortal, buscó una rama espesa que lo sostuviese, porque le flaqueaban las piernas. Aquí le tiré el tercero, que la mató enteramente, pero no cayó hasta que unos muchachos la hicieron caer”.
Lea más: Aka’ê para
En sus Apuntamientos no refirió que poseyera otros individuos pero, según mencionó en el manuscrito, esta especie era común:
“en los bosques de esta Provincia, cercanos a las chacras o tierras de labor, digo esto porque jamás la he visto los bosques remotos de la gente.”.
Nomenclatura
Sonnini dijo que la comparación que hace Azara de su Urraca morada con el Geai de la Chine (Urocissa erythrorhyncha) de Buffon (retratada en la estampa iluminada número 622 de Martinet) no puede sostenerse -como el propio Azara lo advirtió- y que, si la indicación de Fernández sobre su Hocilzanatl o Caxcaxtototl fuera menos imperfecta, podría sostener que la descripción de Azara corresponde a la del ave de Fernández (Quiscalus mexicanus).
Pero la Urraca morada de Azara resultó nueva para la ciencia. Fue Vieillot quien la identificó con el nombre de Pie bleue et noire o Pica cyanomelas (Cyanocorax cyanomelas; 1818, Nouv. Dict. Hist. Nat., 26, p. 126).
El epíteto que identifica a dicha ave está formado con las palabras griegas Kyanos/azul oscuro y melas/negro y corresponde a los colores con los que Vieillot designó al ave, de acuerdo con la descripción de Azara.
Costumbres
Sobre las de esta especie señaló nuestro naturalista en su manuscrito:
“Ordinariamente he visto que andan hasta cuatro o cinco en número, y muchas veces solas. Siempre se sitúa en las espesuras, corriendo las ramas de los árboles, con tanta celeridad de saltos, que no he visto ave que en esto le iguale. Jamás la he visto subir a las puntas, ni en árboles secos. Cuando uno se acerca a ella repite con suma frecuencia un Chev chev, ronco, feo, y fuerte (…) Su volar no es elevándose, sino horizontalmente”; y, en sus Apuntamienmtos, agregó:
“dilata más sus vuelos, y es algo más vigorosa, montaraz, arisca y violenta. Cuando uno se le acerca, repite con prisa y enojo chéu chéu chéu muchas veces; y a esto se reduce su canto ronco y feo, que también entona para acusar animales dañinos, y rara vez en otras ocasiones. También se acerca a las casas campestres para comer la carne colgada”.
Nido
Azara señaló sobre el nido de esta urraca:
“Hace su nido de palitos en los árboles, donde solo cría dos hijuelos, según me aseguró un muchacho que acababa de sacar dos pollos de un nido y los llevaba en la mano. Cría en noviembre”.
En sus Apuntamientos indicó, además, que:
“el fondo de los huevos es blanco, poco teñido de celeste, y abundantemente manchado con rojizo obscuro”.
Caracteres
Describe Azara a esta especie casi en iguales términos en los Apuntamientos y en el manuscrito, pero en este último asentó que:
“Tiene de particular [esta ave] en la cabeza un tupé que, empezando en toda la base de la mitad superior del pico, se extiende sobre la cabeza siete líneas en anchura, y rodea los ojos hasta su ángulo exterior exclusive. Dicho tupé es de plumitas cortas, derechas y fuertes, de modo que al tacto y a la vista parece terciopelo negro. Lo restante de la cabeza, por encima, es de plumas bastantes largas, sentadas, y de color castaño”.