“Este cambio fue inesperado”, señala Michael Roman, de la Universidad de Leicester, Reino Unido: “dado que hemos estado observando Neptuno durante el inicio de su verano austral, esperábamos que las temperaturas se hicieran lentamente más cálidas no más frías”.
“Creo que Neptuno es, en sí mismo, muy intrigante para muchos de nosotros porque todavía sabemos muy poco sobre él”, dice Roman, quien añade: “todo esto indica que la imagen que teníamos de su atmósfera y de cómo cambia con el tiempo es más complicada de lo que imaginábamos”.
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Los resultados de estas observaciones, que cuentan con participación de la Universidad del País Vasco (norte de España), se publican en la revista The Planetary Science Journal.
Al igual que la Tierra, este frío planeta experimenta estaciones mientras orbita alrededor del Sol. Sin embargo, una temporada de Neptuno dura alrededor de 40 años, explica en un comunicado el Observatorio Europeo Austral (ESO).
Verano de Neptuno
El hemisferio sur de Neptuno lleva en verano desde 2005 y los astrónomos querían ver cómo cambiaban las temperaturas después del solsticio de verano del sur. Para ello observaron casi 100 imágenes térmicas infrarrojas, captadas durante un período de 17 años.
Los datos mostraron que, a pesar del inicio del verano austral, la mayor parte del planeta se había enfriado gradualmente en las últimas dos décadas; la temperatura promedio de Neptuno se redujo en 8 grados entre 2003 y 2018.
El equipo se sorprendió al descubrir en sus observaciones un impresionante calentamiento del polo sur: las temperaturas aumentaron rápidamente 11 grados entre 2018 y 2020.
Aunque el vórtice polar cálido de Neptuno se conoce desde hace muchos años, nunca se ha observado previamente un calentamiento polar tan rápido en el planeta, aseguran los autores que, entre otros telescopios, usaron el Very Large Telescope del ESO en Chile.
El frío Neptuno
Debido a que Neptuno está a unos 4.500 millones de kilómetros de distancia y es muy frío (con una temperatura promedio que alcanza alrededor de -220 grados) medir su temperatura desde la Tierra no es una tarea fácil.
“Este tipo de estudio solo es posible con imágenes infrarrojas sensibles de grandes telescopios como el VLT, que pueden observar Neptuno claramente, y estas solo han estado disponibles durante los últimos 20 años más o menos”, destaca Leigh Fletcher, también de la Universidad de Leicester.