La investigación encabezada por la Universidad de Estocolmo concluye, sin embargo, que a media que el OAC pierda su capa de hielo de verano en las próximas décadas, es probable que no contenga suficientes peces para soportar una pesca comercial sostenible, según publica Science Advances.
El equipo, liderado por Pauline Snoeijs Leijonmalm decidió ampliar los escasos conocimientos científicos sobre las poblaciones de peces explotables en el ecosistema de 3,3 millones de kilómetros cuadrados que rodea el Polo Norte, para lo que, durante ocho meses, tomaron datos en la cuenca euroasiática de OAC.
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Los investigadores, que formaban parte de la expedición del Observatorio Multidisciplinario a la Deriva para el Estudio del Clima Ártico (MOSAiC), pudieron recoger señales acústicas, realizar grabaciones de vídeo y tomar muestras de peces durante ese tiempo.
El equipo se sorprendió cuando capturó cuatro peces grandes a 350-400 metros de profundidad, de los que tres eran bacalaos del Atlántico, una especie depredadora que se supone que no vive tan al norte.
Bajo el hielo marino
Con una cámara de profundidad bajo el hielo marino, los científicos descubrieron además ejemplares de calamar y pez linterna del Atlántico, también mucho más al norte de lo que se sabía.
“Aunque el bacalao del Atlántico no tenga su propia población central en el Ártico, esta investigación demuestra que puede sobrevivir. Un pequeño número de individuos parece encontrar suficiente alimento para mantenerse sanos durante más tiempo”, explicó Snoeijs Leijonmalm, de la Universidad de Estocolmo.
La disponibilidad de peces pequeños e incluso de algunos más grandes en la capa de agua del Atlántico podría explicar por qué se pueden encontrar focas, morsas y osos polares incluso en el Polo Norte. Tanto los peces como los mamíferos son muy pocos, pero están ahí”, dijo otro de los firmantes Hauke Flores.
Basándose en sus resultados científicos, los autores concluyen que -al menos en la cuenca euroasiática- no hay poblaciones de peces aprovechables ni hoy ni en un futuro próximo.
“Esto era de esperar porque el Océano Ártico Central tiene concentraciones de nutrientes muy bajas y una productividad biológica muy reducida, explicó Snoeijs Leijonmalm.