“Hasta ahora, no se había podido explorar mucho esta región de la Vía Láctea por culpa de la interferencia del polvo que hay en medio, que oscurece gran parte del plano galáctico”, ha explicado Laporte.
El equipo, que ha publicado los resultados en la revista "Monthly Notices of the Royal Astronomical Society", ha analizado los datos de movimiento enviados desde la sonda de la Agencia Espacial Europea disponibles desde diciembre del 2020.
"Aunque el polvo afecta a la luminosidad de las estrellas, no tiene efectos en el movimiento estelar. Por lo tanto, podemos usar el movimiento de las estrellas para obtener una tomografía de las regiones más extensas de la galaxia", ha añadido el investigador del Instituto barcelonés.
El mapa ha revelado la existencia de muchas estructuras filamentosas en la parte exterior del disco que hasta ahora eran desconocidas, además de ofrecer una visión global más nítida de las estructuras que ya se conocían anteriormente.
Las simulaciones numéricas ya habían predicho la formación de estas estructuras filamentosas a partir de otras interacciones pasadas, pero los investigadores han afirmado que no se esperaban la gran cantidad de subestructuras que se han podido observar en este nuevo mapa.
Respecto al origen de los filamentos, los astrónomos han formulado la hipótesis que estas estructuras delgadas son los restos de parte del disco exterior de la Vía Láctea, junto a rastros de galaxias enanas cercanas.
“Sin embargo, otra posibilidad es que no todas estas estructuras sean realmente auténticas subestructuras del disco, sino que sean debidas a una proyección del movimiento que produce la ilusión óptica”, ha recordado Laporte.