Los resultados se publican en la revista Clinical Infectious Diseases y, según sus autores, podrían ayudar a los esfuerzos internacionales de vacunación que se están llevando a cabo, teniendo en cuenta -dicen- que la mitad de la población mundial aún no ha sido vacunada.
Los responsables de este trabajo son investigadores de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), que recuerdan que el intervalo de dosificación óptimo para las vacunas contra el SARS-CoV-2 "sigue siendo controvertido".
Según sus observaciones, se genera una mayor respuesta de anticuerpos con un intervalo de dosificación de la segunda dosis de vacuna de 6 a 7 semanas (en comparación con el procedimiento estándar).
Para llegar a sus conclusiones, el equipo liderado por Brian Grunau comparó datos de los análisis de sangre de un total de 186 paramédicos; algunos de ellos habían completado la pauta de vacunación en el intervalo recomendado corto, en 17 a 28 días, y otros lo habían hecho en 42 a 49 días.
"Encontramos niveles significativamente más altos de anticuerpos en los individuos que tuvieron intervalos de vacunación más largos, y esto fue consistente independientemente de la vacuna de ARNm que se administró", explica Grunau en un comunicado de la universidad.
Aunque los niveles de anticuerpos son solo una forma de medir la respuesta inmunitaria del organismo, desempeñan un papel muy importante, recuerdan los autores, que aseguran que estos resultados tienen implicaciones para el esfuerzo de vacunación global en curso, ya que la mitad de la población mundial aún no ha sido vacunada.
La ampliación del intervalo de vacunación recomendado tiene el potencial de conducir a una respuesta inmune más fuerte a largo plazo en los individuos y también "facilitará un acceso más rápido a la primera dosis de la vacuna a nivel comunitario", defienden los autores.
"Esta estrategia de intervalo más largo permite un acceso temprano a las primeras dosis y garantiza la mejor protección posible con la serie de dos dosis", añade Grunau.
Aunque las medidas de inmunidad se correlacionan con el riesgo de contraer covid-19, este estudio no evaluó las infecciones reales.
El estudio está financiado por el Gobierno de Canadá a través de su Grupo de Trabajo sobre Inmunidad a la covid-19.