“Únicamente el estudio de los años venideros permitirá saber si todavía podemos salvar la banquisa del Ártico, presente todo el año, gracias a una protección del clima, o si ya hemos traspasado ese punto de no retorno”, afirmó el alemán Markus Rex en Berlín, ocho meses después del retorno de la misión internacional que estuvo un año en el Ártico.
Durante casi un año, equipos internacionales recogieron datos exhaustivos que deben proporcionar valiosa información sobre el cambio climático.
“La desaparición de la banquisa de verano en el Ártico es una de las primeras minas en este campo de minas, uno de los primeros puntos de no retorno a los que se llega cuando vamos demasiado lejos en el calentamiento” climático, agregó el científico en una rueda de prensa en Berlín, con la ministra de Educación e Investigación, Anja Karliczek.
“Inicio de la explosión”
De hecho “podemos preguntarnos si no hemos caminado ya sobre esta mina y activado el inicio de la explosión”, estimó este climatólogo y físico, científico de referencia en materia de estudio del Ártico.
Si ese punto irreversible se hubiera traspasado, esto puede generar consecuencias “en efecto dominó” para el planeta, advirtió el científico y “agravar aún más el calentamiento con la desaparición del casquete polar de Groenlandia o el deshielo de zonas amplias del permafrost del Ártico”.
Los antiguos glaciares también están amenazados. “Hoy tampoco sabemos si podemos salvar la Gran Barrera de Coral” en Australia, subrayó.
Al regreso del rompehielos “Polarstern” del Instituto alemán Alfred-Wegener a su puerto de origen de Bremerhaven, en el noroeste de Alemania, el 12 de octubre el jefe de la misión bautizada MOSAIC había ya alertado sobre la amenaza que planea sobre la banquisa, afirmando que desaparece a una “velocidad dramática”.
El retroceso de la banquisa es considerado por los científicos como el “epicentro del calentamiento global”, según Rex.
En ese momento, afirmó haber visto en verano “grandes zonas de agua líquida casi hasta en el polo, rodeadas de hielo lleno de agujeros debido a un deshielo masivo”.
El martes, aseguró que la capa de hielo había retrocedido “más rápido en la primavera de 2020 que desde el comienzo de las mediciones” de la banquisa y que la extensión del hielo durante el verano era la mitad que la de décadas atrás.
“Última generación”
La especialista de la banquisa, Stefanie Arndt, lamentó que “quizás seamos la última generación en poder ver el Ártico con hielo en verano”.
Esta banquisa, subrayó, es “un espacio vital importante para los osos polares”. Los expertos recogieron más de 150 terabytes de datos y más de mil muestras de hielo.
Hasta 2023, los organizadores de la expedición cuentan con varios cientos de publicaciones científicas tras el análisis de los elementos recogidos en el Ártico “que deben permitir escribir un nuevo capítulo para la comprensión del cambio climático”, según el sitio de internet de la misión.
Durante sus 389 días, la misión de 140 millones de euros (170 millones de dólares), dirigida conjuntamente por 20 países, estudió la atmósfera, el océano, la capa de hielo y el ecosistema para reunir datos que permitan evaluar el impacto del cambio climático en la región y en el mundo.
Varios centenares de expertos y científicos permanecieron en el barco. El “Polarstern” navegó un total de 3.400 km en zigzag.