La investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista Nature Medicine, ha concluido que los niveles más altos de vacunación contra la covid-19 se asociaron con las tasas más bajas de infección por el SARS-CoV-2 entre un grupo de personas no vacunadas de 16 años o menos.
Las conclusiones se basan en un análisis de los registros de vacunación y de los resultados de las pruebas realizadas en 177 comunidades geográficamente diferentes de Israel entre los días 6 de diciembre de 2020 y 9 de marzo de 2021, y han corroborado que la vacunación ayuda a proteger a quienes se han vacunado y a quienes no.
Algunas organizaciones habían sugerido que la vacunación podría aumentar la transmisión del virus debido a cambios en el comportamiento de las personas, y que las ya vacunadas fueran menos conscientes del distanciamiento social o no ponerse en cuarentena después de entrar en contacto con una persona contagiada.
El despliegue de la vacunación en Israel comenzó el 19 de diciembre de 2020 y administró la primera dosis de la vacuna a casi el 50 por ciento de la población en nueve semanas.
Para determinar si la vacunación reducía o no la transmisión del SARS-CoV-2 entre las personas no vacunadas a nivel poblacional, los investigadores centraron su atención en 177 comunidades geográficamente distintas, que tenían tasas de vacunación variables (que sumaban un total de 1,37 millones de receptores de la primera dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech), y una cohorte de personas menores de 16 años no vacunadas para las que la vacuna aún no estaba disponible.
Los autores evaluaron los cambios en el número de pruebas positivas para covid dentro de cada comunidad y comprobaron que por cada aumento del 20 por ciento en el número de personas vacunadas en una población determinada, el número de pruebas positivas de SARS-CoV-2 en la población no vacunada de la misma comunidad disminuía aproximadamente dos veces.
Los autores de la investigación han observado en la publicación que sus hallazgos no tienen en cuenta la posibilidad de una inmunidad adquirida de forma natural frente al SARS-CoV-2.
Y han concluido que, aunque la protección asociada a la vacuna observada en la población no vacunada es “alentadora”, van a ser necesarios más estudios para comprender si las campañas de vacunación podrían favorecer la perspectiva de la inmunidad de grupo y la erradicación de la enfermedad y cómo lo harían.