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Este jueves, la revista The Lancet, una de las publicaciones científicas de mayor prestigio del mundo, publicó un artículo señalando diez “corrientes de evidencia” que apoyan la teoría de que el SARS-CoV-2, el coronavirus que ocasiona la enfermedad covid-19, se transmite por vía aérea.
El artículo cita un informe financiado por la Organización Mundial de la Salud, publicado el pasado mes de marzo, que señala que era dificil llegar a conclusiones firmes sobre la transmisión aérea del SARS-CoV-2, una conclusión que The Lancet califica de “preocupante por sus implicaciones para la salud pública”.
La teoría es que el SARS-CoV-2 se transmite principalmente por gotas de “aerosol” - emitidas por las personas al hablar o estornudar - que por gravedad caen rápido y quedan en superficies, lo que ha llevado a la implementación de medidas preventivas como la reducción de contacto con superficies, la limpieza de las mismas, el distanciamiento social y el uso de mascarillas para prevenir esa transmisión de aerosoles a cortas distancias entre las personas.
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La transmisión por vía aérea, sin embargo, requiere precauciones adicionales como implementar sistemas de ventilación y filtración de aire en recintos cerrados, limitar el tiempo de permanencia en lugares cerrados y un uso más cuidadoso de mascarillas de calidad.
Si bien admite que es difícil demostrar directamente la transmisión aérea de virus, antecedentes muestran que enfermedades previamente consideradas de transmisión por gotas de aerosol en superficies eran también aéreas, y cita diez “corrientes de evidencia” que insinúan que ese es el caso también con el SARS-CoV-2.
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Estas corrientes de evidencia son:
Primero, que se han registrado eventos de “supercontagio” en eventos como conciertos, hogares de ancianos, cruceros, cárceles o mataderos que han mostrado patrones “consistentes con la transmisión aérea” del virus que no se pueden explicar totalmente con transmisión por superficies.
Segundo, se ha registrado en “hoteles salud” para personas en cuarentena la transmisión del virus a largo alcance entre personas en habitaciones adyacentes pero que nunca tuvieron contacto directo.
Tercero, el hecho de que la transmisión asintomática o presintomática del virus, de gente que no tose o estornuda, es considerada culpable de más del 50% de toda la transmisión global del virus, otra evidencia que apoya la teoría de la transmisión aérea.
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Cuarto, el hecho de que la transmisión del virus es mucho más alta en lugares cerrados, y se reduce con la implementación de ventilación adecuada.
Quinto, el hecho de que se han registrado contagios en centros de salud que han implementado estrictas medidas preventivas del contagio por contacto con superficies y el uso de indumentarias de protección para el personal de salud.
Sexto, el virus ha sido detectado de forma viable en el aire, permaneciendo en estado infeccioso por hasta tres horas en ese estado en pruebas laboratoriales. Esa detección se ha dado incluso en habitaciones de pacientes con covid-19 sin emisión de aerosoles, y en el automóvil de un paciente.
Séptimo, el hecho de que el virus ha sido identificado en filtros de aire y conductos de ventilación de hospitales, sitios a los que el virus solo podía haber llegado por vía aérea.
Octavo, se ha detectado transmisión del virus enjaulados de forma contigua pero separada.
Noveno, el hecho de que simplemente no hay estudios con la suficiente evidencia para descartar la transmisión aérea del SARS-CoV-2; y décimo, la falta de evidencia que sugiera otros métodos dominantes de transmisión del virus.
El artículo concluye que es un “error científico” tomar la falta de evidencia directa de transmisión aérea del SARS-CoV-2 en algunas muestras de aire como motivo para dudar de ese tipo de transmisión viral.
“Hay evidencia consistente y sólida de que el SARS-CoV-2 se transmite por vía aérea”, sentencia The Lancet.
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