Las participantes del estudio son profesionales sanitarias del hospital Sant Joan de Déu de la ciudad de Barcelona que desarrollan su labor en primera línea y que estaban preocupadas por la posibilidad de contagiarse y transmitir el virus a sus hijos durante la lactancia, y también por los posibles efectos nocivos de la vacunación.
Las mujeres embarazadas han sido excluidas de los ensayos clínicos para aprobar las vacunas contra el SARS-CoV-2, aunque las autoridades científicas consideran que las vacunas ARNm (ARN mensajero) son seguras y recomiendan su administración en aquellos casos en que la posibilidad de contraer la enfermedad sea más elevada que los potenciales riesgos de la vacunación, y dejan la decisión de mantener la lactancia en manos de las madres.
En este contexto, y tras detectar que profesionales sanitarias querían vacunarse sin abandonar la lactancia, el Parque Sanitario Sant Joan de Déu impulsó el estudio LacCOVID, publicado en medRixv.
“Los resultados alientan a todas las mujeres lactantes que estén dando el pecho a vacunarse con las vacunas basadas en ARNm sin interrumpir el amamantamiento”, han afirmado Erika Esteve y Vicens Díaz de Brito, médica adjunta y jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Sant Boi (Barcelona) del Parque Sanitari Sant Joan de Déu, respectivamente, ambos coordinadores de este trabajo.
El estudio demuestra la existencia de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 (IgG) en leche y en sangre de mujeres lactantes que han sido vacunadas con Pfizer-BioNTech.
El estudio empezó en febrero de la mano de Erika Esteve, médica y madre lactante de un bebé nacido en 2020, que quería vacunarse y constató que había un vacío de información sobre la vacunación en madres que daban el pecho, lo que le llevó a emprender la investigación.
Ella es una de las 32 profesionales del centro que participan en el estudio y ahora se han publicado los resultados de las primeras 18 mujeres que han finalizado el seguimiento. Todas están o han estado en primera línea, su media de edad es de 37,8 años y el tiempo medio de posparto es de 18,7 meses.
Para hacer el estudio han extraído 52 muestras de leche materna y de sangre, que han analizado en tres momentos diferentes: después de recibir la primera dosis de la vacuna, dos semanas después de esta y cuatro semanas después de la segunda dosis.
Así, han visto que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 se incrementan notablemente después de la segunda dosis y que los niveles de IgG (anticuerpos) en sangre están correlacionados con los niveles en leche materna, hecho que permitiría hacer en un futuro un cálculo aproximado de los niveles de IgG vacunal en leche materna, únicamente con un análisis sanguíneo de la madre.
Los test serológicos mostraron que ninguna de las participantes había sufrido previamente la covid-19 y que tampoco la contrajeron durante el estudio, cuando se les practicaron también el test de antígenos previos a cada toma de muestras.
El estudio continúa en marcha hasta completar el seguimiento de las 32 mujeres participantes.