La aparición de vida en la Tierra dependía de un cóctel preciso de ingredientes críticos, uno de los cuales es el fósforo biodisponible o reactivo, un componente clave de ADN, ARN y lípidos de membrana de célula.
El citado estudio, llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Yale (EE.UU.) , y publicado en el último número de la revista “Nature Communications” , revela que al principio de la formación de la Tierra el fósforo reactivo se encontraba encerrado en minerales insolubles.
La investigación apunta a que una excepción a esto la constituía el mineral conocido como la schreibersita, altamente reactivo y que produciría fósforo capaz de formar moléculas orgánicas.
No obstante, la fuente predominante de schreibersita son los meteoritos, y se pensaba, de acuerdo con la publicación, que la emergencia de vida estaba vinculada a los rayos ocasionados por rocas extraterrestres.
El experto y autor del estudio, Bejamin Hess, de la citada universidad estadounidense, y un grupo de colegas propusieron una fuente alternativa de schreibersita y el fósforo que contiene.
Según esto, empleando técnicas espectroscópicas se halló schreibersita dentro de los minerales vidriosos que habían sido formados por los relámpagos en cierta tierra rica en arcilla.
Estimando la cantidad de schreibersita que podría haber producido cada relámpago y el área de tierra adecuada al comienzo del planeta Tierra, los expertos calcularon que los rayos podrían haber representado entre 110 y 11.000 kilogramos de fósforo por año.
Se trata de un amplio abanico, y suficiente para alimentar potencialmente las primeras formas humanas. Es, además, una cantidad que eventualmente excedería los golpes de meteoritos, conforme a este estudio.
Al emplear modelos de simulaciones del clima en la fase temprana de la Tierra, los expertos predijeron que aunque los golpes de meteorito comenzaron a declinar tras la formación de la Luna, hace 4.500 millones de años, el número de rayos y de fósforos que suministraban, sobrepasaron los meteoritos en 3.500 millones de años, lo que coincide con el origen de la vida.