El estudio publicado en la revista especializada Cardiovascular Research evalúa en qué medida esta contaminación, que ya causa muertes prematuras, podría influir en la mortalidad por el covid-19. Esta proporción rondaría el 19% en Europa, el 17% en América del Norte y el 27% en el este de Asia, según estimaciones del profesor Jos Lelievel del Instituto Max Planck de Química en Maguncia (Alemania) y de sus colegas.
La exposición a largo plazo a la polución del aire habría contribuido al 29% de las muertes por covid en la República Checa, al 27% en China, al 26% en Alemania, al 22% en Suiza, al 21% en Bélgica, al 19% en Holanda, 18% en Francia, 15% en Italia, 14% en el Reino Unido, 12% en Brasil, 11% en Portugal, 9% en España, 6% en Israel, 3% en Australia y solo el 1% en Nueva Zelanda.
Los investigadores utilizaron datos epidemiológicos anteriores de Estados Unidos y China sobre la contaminación del aire y el covid-19, así como sobre el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) de 2003, una enfermedad similar al nuevo coronavirus.
Para hacer sus cálculos los combinaron con datos vía satélite sobre la exposición a partículas finas contaminantes (PM2.5) y datos de redes de vigilancia de contaminación del suelo.
Los autores no establecen una relación directa de causa y efecto entre esta contaminación y la mortalidad por covid.
Las partículas contaminantes parecen aumentar la actividad de un receptor, ACE-2, situado en la superficie de las células e implicado en la forma en la que el covid-19 infecta a los pacientes, según los investigadores.
“La contaminación del aire daña los pulmones y aumenta la actividad del ACE-2, lo que conduce a una mejor absorción del virus”, según el profesor Thomas Munzel (Universidad Johannes Gutenberg , Maguncia), cofirmante del estudio.
“La transición a una economía verde con fuentes de energía limpias y renovables favorecerá tanto al medio ambiente como a la salud pública, a nivel local mejorando la calidad del aire y a nivel mundial limitando el cambio climático”, aseguran.
Anna Hansell, profesora de epidemiología ambiental (Universidad de Leicester) considera “extremadamente probable” la existencia de un vínculo entre la contaminación del aire y la mortalidad por covid-19 pero estima “prematuro intentar cuantificarlo con precisión”.
Hay “muchas otras buenas razones para actuar ahora para reducir la contaminación del aire, que la OMS ya asocia con 7 millones de muertes por año en todo el mundo (4,2 millones de ellas relacionadas con la contaminación del aire exterior y el resto por la polución del aire interior)”.