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Tras una vida en cautiverio, su destino es un santuario para simios de 40 hectáreas en Wauchula, en La Florida, donde viven orangutanes rescatados de varios países, provenientes de circos y zoológicos. La orangutana nació en 1986 en el zoológico alemán de Rostock y fue trasladada al de la capital argentina en 1994.
Sandra se convirtió en 2015 en un caso insólito de interés internacional cuando un tribunal la consideró “sujeto no humano, con derecho a la libertad” , luego de considerar su delicado estado de salud. El viernes llegará al aeropuerto de Dallas dentro de una caja metálica con ventilación en la bodega del avión. Veterinarios viajan con ella para garantizar los cuidados.
La corte la consideró un “ser sintiente” por lo cual pudo ser beneficiada con un “habeas corpus” solicitado por una entidad protectora de animales. El zoológico de Buenos Aires fue desmantelado por las autoridades y convertido en ecoparque con unas pocas especies animales. La justicia dictaminó que se garantice el cuidado y el bienestar de Sandra.
La cátedra de Bienestar Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires dictaminó en su momento que la retracción sensorial sufrida por la orangutana la ponía en peligro y que era necesario llevarla a un lugar más amplio.