Los humanos migraron a las montañas de Etiopía para sobrevivir a glaciación

Glaciación.
Glaciación.Fotonatura.

Los habitantes de Etiopía no permanecieron en las zonas bajas durante la última edad de hielo, sino que se asentaron en la región inhóspita de las montañas de Bale. Allí disponían de agua, construyeron herramientas con obsidiana (una roca de origen volcánico) y se alimentaban de roedores gigantes, descubrió un equipo internacional de investigadores de varias universidades, encabezadas por la Martin Luther de Halle-Wittenberg (Alemania) .

Las montañas de Bale se sitúan unos 280 kilómetros al noroeste de Adis Abeba y cerca del lago Chomen, donde el nivel de oxígeno en el aire es bajo, las temperaturas varían mucho y llueve en abundancia. Durante la más reciente edad del hielo el asentamiento estaba localizado más allá del borde de los glaciares.

“Debido a estas condiciones adversas hasta ahora se había supuesto que los humanos se asentaron en la región montañosa mucho más tarde y por períodos cortos de tiempo”, explicó el autor principal, Bruno Glaser, experto en biogeoquímica de los suelos de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg.

El estudio, en el que también colaboraron las universidades alemanas de Colonia, Marburgo y Rostock (Alemania) , así como las de Berna (Suiza) y Adis Abeba, proporciona nuevas nociones sobre la historia de los asentamientos humanos en África.

También proporciona información importante acerca del potencial de los humanos para adaptarse física, genética y culturalmente a las cambiantes condiciones ambientales. Una muestra de ello es la capacidad de algunos grupos que viven actualmente en las montañas etíopes que pueden lidiar sin dificultades con los bajos niveles de oxígeno en el aire.

El equipo internacional de investigadores incluyó arqueólogos, expertos en suelos, paleoecólogos y biólogos que encontraron pruebas de la presencia humana por largos períodos en las planicies libres de hielo de Bale durante el pleistoceno medio, cuando los valles estaban ya demasiado secos como para sobrevivir.

Durante años, los investigadores estudiaron un promontorio rocoso cerca del asentamiento de Fincha Habera en las montañas de Bale, en el sur de Etiopía, donde hallaron varios artefactos de piedra, fragmentos de arcillas y abalorios de cristal. “ También extraímos información del suelo como parte de nuestro subproyecto ” , dijo Glaser.

Tomando como base los depósitos de sedimento, los científicos hicieron análisis de biomarcadores y de nutrientes y llevaron a cabo procesos de datación de carbono, que les permitió determinar cuántos habitantes tuvo la región y dónde vivieron exactamente.

Para este trabajo, los científicos desarrollaron un nuevo tipo de paleotermómetro con el que pudieron medir el clima en la zona, incluyendo la temperatura, humedad y precipitaciones.

Este análisis únicamente puede realizarse en áreas naturales con poca contaminación, donde el suelo no ha cambiado demasiado. Las condiciones de las montañas de Bale son ideales para ello, ya que los cambios en el suelo han sido superficiales en el último milenio.

Los científicos incluso pudieron determinar cuál fue la base de la dieta de esos humanos: enormes roedores que habitan bajo tierra, endémicos en la región y fáciles de cazar.

En el área también hay depósitos de obsidiana, rocas volcánicas que los humanos primitivos usaban para fabricar armas y herramientas.

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