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La respuesta es muy amplia porque más allá que referirme a los actos de los artistas, me pasan por la cabeza situaciones y cosas que se vivieron desde la producción del evento, que van mucho más allá de lo que alguna vez hubiera podido imaginarme.
El hecho de trabajar en la producción del festival Asunciónico – como también de otros eventos – tal vez te otorga mayor acceso a personas que tienen que ver con los artistas, y con los artistas mismos. Pero al mismo tiempo te resta la posibilidad de disfrutar del show como realmente quisieras que ocurra: escuchando las canciones que tanto te gustan, cantando y saltando con tus amigos, viviendo cada momento como fan. Depende de qué lado prefieras estar o cuál sea el norte que te guíe.
Personalmente, creo que llevo más de quince años, quién sabe cuánto dinero gastado, cuántas millas obtenidas o cuánto tiempo invertido, viajando o programando mis vacaciones en función a disfrutar de conciertos en vivo. Aunque hace algunos años Paraguay comenzó a ser destino de grandes conciertos internacionales, aun resultaba lejana la visión de ver tocando en nuestra tierra “a esos grupitos que me gustan”.
Por eso es que podría decir que mi primer favorito de Asunciónico fue cuando mi jefe me contó, a mediados de noviembre, lo que se estaba negociando… y más aún al escuchar nombres que en Paraguay suenan muy MUY distantes y solo cubren un nicho como Interpol, Kasabian, The Kooks… Lo de Robert Plant simplemente no vale ni mencionar por su grandeza misma. Las ganas de gritarlo por todos lados, mezcladas con la incredulidad, el temor a la respuesta de la gente, la idea del trabajo gigantesco que íbamos a tener, fue mix de emociones muy difícil de explicar.
Mi segundo favorito sería el anuncio de la adhesión de The Smashing Pumpkins al cartel. Aunque todos saben que renegué de esta noticia a sabiendas que Billy “William” Corgan es un personaje bastante complicado, un HDP que podía complicarnos enormemente el trabajo de producción... al mismo tiempo no podía dejar de pensar en al menos 50 amigos que iban a llorar cuando esto se confirme públicamente. Sabiendo también que el show que da The Smashing Pumpkins es tremendo, era una felicidad prematura imaginarme la cara de estas personas cuando suene el último rasguido de la presentación de Smashing y ver las caras de cansancio y satisfacción de estos, al menos, 50 amigos. Con razones así, uno vuelve a recordar cómo rezar con fe para que todo salga bien.
Otro favorito fueron los días previos al festival, cuando los artistas comenzaron a llegar y de repente Asunción se vio invadida por artistas internacionales y surgió una fiebre por saber a dónde iban, cuándo llegaban, dónde estaban… se llegó a recibir alrededor de 250 personas entre músicos, staff y extras. Así, Robert Plant y Jack White cenaron en el Bolsi, Alt-J almorzó en el Lido, The Kooks y Foster the People farrearon en Kilkenny, Billy Corgan salió de compras, Bastille dio vueltas por Loma San Jerónimo… y todo en un lapso de 4 días. Chicos y gente mayor, paseándose por todos lados intentando cazar a sus artistas preferidos, con disco en mano o al menos intentando una selfie. Fueron días en que la gente se movió en función a la música, algo que nunca antes había sucedido en nuestra capital con esa magnitud.
Sin dudar, un gran favorito fue el equipo local de producción, todos llevan la casaca número 10. Se salvaron todos los problemas, se respondió a todos los pedidos, se gestionó todo de la mejor manera posible y a la brevedad. Tanto fue así que el 99% de los managers con los que hablé me pidieron conocer a la producción local del evento. Un rasgo del paraguayo es su hospitalidad, sus ganas de hacer sentir al otro como en su casa, y es algo que salta enseguida a los ojos del extranjero. Por esto, muchos manifestaron su intención de volver pronto (?)…
El público que asistió al evento también se llevó un 10. Comportamiento impecable. Después de cada set se podía ver gente abrazándose, felicidad en sus ojos, leer los labios que decían ¡qué bueno estuvo!... la gente que se desplazó de escenario a escenario para no perderse nada; la que acompañó desde el comienzo hasta el fin; la que 10 días después sigue hablando y posteando sobre el festival diciendo que aún no lo pudo superar.
Así como el trabajo que tuvimos fue gigantesco, también algunas cosas que presenciamos se sintieron como avasalladoras. Lo vimos a Billy Corgan en su típica actitud de HDP como a tres metros de donde estábamos conversando el promotor local, la jefa de prensa y el productor del show. De repente sale de una carpa Robert Plant y va y lo saluda efusivamente con un gran abrazo y una sonrisa que hacen que su actitud de HDP se diluya, y a ellos se une el bajista Mark Stoermer. Nosotros, los tres profesionales que estábamos hablando de cosas serias, casi se fueron a la mierda por las ganas incontenibles de ir a abrazar a sus ídolos, a saltarles encima, a hacer cualquier cosa propia de fans. Sin embargo, lo único que pudimos hacer fue quedarnos mirando en silencio y totalmente colgados. Sin duda, ver a Robert Plant abrazando a Billy Corgan, significó ser testigo de un momento privilegiado y una gran retribución de arriba a todo el esfuerzo invertido para que esos dos grandes se encuentren ahí.
Entre mis favoritos podría agregar a todos los artistas que nos sorprendieron con un ejemplo de humildad, de ser gente: los de The Kooks que atendieron a todos sus fans, Bastille, Interpol, todos los de Kongos, Michael “Fitz” quien no tuvo problemas en salir de la carpa a cepillarse los dientes, a Skrillex ya lo vieron en muchos videos…
Asunciónico fue un proyecto muy grande, demasiado ambicioso, casi imposible. Sólo realizable en la cabeza de unos tilingos que ven el negocio pero a quienes el corazón por la música les late muy fuerte. Gente que ve oportunidades sin necesidad de asesoramiento porque saben de lo que se habla. Y lo mejor de todo es que somos unos cuantos tilingos que trabajamos con ellos y sentimos lo mismo. Gracias a un equipo donde las ganas no caben en un Excel sino que empuja a superar imposibles, Asunciónico es hoy una realidad que nos llena de satisfacción con cada tuit o comentario que los asistentes siguen posteando. Que se marcó un gran hito en la historia del rock en Paraguay, está de más decir.
Como cantaba el genio Gustavo Cerati, en “Cosas Imposibles” y decía:
En mis sueños
nunca pierdo
la oportunidad…