Torturados y exiliados por pensar diferente al gobierno de entonces

Sotero Franco nacido el 22 de mayo de 1944 en Villa San Juan, juridicción de Isla Pucú, Cordillera y Lidia Esther Cabrera de padres paraguayos que nació en un campo de refugiados en Clorinda, República Argentina, rememoran en esta nota la nefasta experiencia vivida en la época de la dictadura stronista por el hecho de tener pensamientos ideológicos diferentes al gobierno de la época. Fueron perseguidos, torturados y encarcelados en Emboscada.

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Por Elvira Olmedo Zorrilla

 -¿Cuándo comenzó su lucha Sotero Franco?

- Desde los 16 años milité en el Partido Comunista para luchar contra la dictadura militar de Stroessner, ya sea en el campo (en Caacupé) como en Asunción. A mediados de junio de 1965 me ví obligado a asilarme en Uruguay  a raíz del hallanamiento de la casa donde  vivía con Mariano Reyes con quien me  inicié en la militancia. En 1967  recibí una beca para estudiar en la Universidad de Ciencias Sociales, en el  entonces, Moscú. Fue una capacitación política del marxismo leninismo. A la vuelta desde el 1969 hasta el 1973 trabajé en la clandestinidad en el Paraguay hasta volver a la Argentina en donde fui secuestrado con mi familia en una operación conjunta de la gendarmería argentina y la policía paraguaya.   

 - ¿Existió el Operativo Cóndor?

- Sí, existió el intercambio de prisioneros entre países. En 1977 en el marco del Operativo Cóndor fuimos entregados al Paraguay hasta que la Cruz Roja Internacional nos rescató y en octubre de 1978 fuimos al exilio en Suiza. Fue mi segundo exilio ya con mi familia desde Europa continuamos la lucha contra la dictadura a través de diversas organizaciones nacionales e internacionales.   

 -¿Cuándo volvió para vivir en el Paraguay?

- En febrero de 1993, cinco años después del golpe que derrocó la dictadura de Alfredo Stroessner. Teníamos mucha esperanza que la transición democrática sea rápida, pero desgraciadamente hoy a más de veinte años después, seguimos en una transición interminable. Estamos todavía muy lejos de la plena democracia y de un Estado de Derecho. Lamentablemente, el verdadero poder político, económico y Judicial sigue hasta la fecha, en manos de reciclados stronistas.   

 -¿Qué sugiere a las autoriades nacionales para que no caiga en el olvido la historia reciente del Paraguay?

- Para que la memoria siga viva y no volvamos a repetir el pasado. Actualmente estamos retrocediendo se debe implementar un programa de educación en las escuelas, colegios y universidades a través de varios libros y publicaciones sobre la época de la dictadura. Además organizar para que las víctimas de la dictadura que aún viven puedan dar sus testimonios en charlas con los estudiantes.

Habla Lidia Cabrera:

   Ella nació en Clorinda bajo la carpa de refugiado en el año 1948, un 15 de septiembre. Su papá Esteban Cabrera Galeano se refugió allí en 1947 después de la revolución que se desató en Paraguay, contra el entonces presidente de la República, Higinio Morínico. De la gesta participaron todos los partidos políticos. Se enfrentaron los compatriotas entre sí. Sus  padres ya estaban militando en el Partido Comunista Paraguayo. Por eso desde muy niña vio y sufrió la persecución política. Recuerda como si fuera ayer, que de tanto en tanto,  con su mamá  Rosa Isabel Maíz, se iban a  las cárceles para visitar a su  papá que era constantemente apresados. Allí también su  mamá comenzó su lucha por la libertad de los presos políticos. Así llegaron a un punto que ya no podían mantenerse  tranquilos, y su  papá decidió irse a trabajar a Buenos Aires. Ella contaba con 10 años. Se  trasladaron toda la familia a Buenos Aires. Allí sus  padres continuaron su lucha para denunciar y hacer saber lo que acontecía, con los presos políticos y ayudar a todos los perseguidos políticos. Resaltó que en su  casa se reunían José Asunción Flores que era miembro del Consejo Mundial de la paz con Elvio Romero y venían siempre a su casa porque habia frecuentes reuniones de músicos y opositores de Stroessner. Y Lidia Cabrera creció  en ese ambiente.   

     -¿Cómo conoció a Sotero Franco, que ahora es su marido?

- Tenía 19 años cuando me ofrecieron  ir a estudiar a Moscú. En 1968, viajé y allí conocí a Sotero  que estaba estudiando también allí. Con el tiempo nos encontramos otra vez en Buenos Aires, en 1970. En esa oportunidad formalizamos nuestro noviazgo y decidimos casarnos para entrar a Paraguay y seguir la lucha juntos. Nos casamos el 23 de diciembre 1970 en Formosa, República Argentina y los primeros meses de 1971 entramos a vivir en Paraguay hasta 1973.   

 - ¿Cómo fueron eso primeros años?

- Sotero trataba de organizar la Juventud Comunista y yo le ayudaba. Estuvimos viviendo en forma clandestina ya que él salió de Paraguay por persecución política, refugiándose en el Uruguay. Hasta 1973 pudimos estar en Asunción pero como yo estaba esperando mi primera hija tuvimos que salir para atención médica por lo que regresamos a Buenos Aires. Sin dejar nuestra lucha, nació mi segunda hija y en Buenos Aires se vivía momentos de graves violaciones de los Derechos Humanos y persecución política y por eso nos trasladamos a la ciudad de Puerto Yguazú. Allí estábamos trabajando, y adaptándonos al nuevo lugar, cuando el 18 de enero del 1977, llegaron a nuestra casa un montón de gendarmes, comandado por el alferes Almirón y otro llamado Yomi. Nos dicen en forma violenta que les tenemos que acompañar porque hay problemas. Después de revisar la casa y buscar armas nos obligó a salir. Llevo conmigo a mis hijas, empujados por armas largas, sin ninguna contemplación por las niñas que lloraban y preguntan qué pasaba. Nosotros nunca tuvimos armas, solo capacitación política. Nos llevan por la casa de mi hermana Pastora Cabrera ya que era la única salida. Nos dejan allí en el patio como 4 horas. Ellos van de allí a la casa de mi hermano Esteban Cabrera Maíz hallanan la casa de él, de mi hermana y de los vecinos. Me dicen que deje a mis hijas allí y yo me niego rotundamente. La situación fue  terrible porque mis hijas lloran en plena noche y nosotras paradas viendo toda la movilización de los gendarmes, de aquí para allá, de la casa de mi hermana a lo de mi hermano. Al final cuando no encuentran ninguna arma, nos llevan a todos a la gendarmería donde permanecimos dos días. Mi mamá venía a traernos comida pero no podíamos hablar con ella. La veía desde lejos. En una de esas visitas, mi nena mayor corre junto a su abuela y es allí que me separo de ella. Mi mama me dice desde lejos:  Me la voy a llevar...¿Cómo vas a hacer para cuidar de dos criaturas, en esta situación?   

 Ese día es el último día que ví a mi mamá y a mi hija irse de la gendarmería. A la noche, ellos preparan todo para quitarme a mi hija de un año y dos meses que estaba conmigo. Se  avalanzan sobre mí como 6 gendarmes. Me separan violentamente de mi hija con golpes de puños y me quitan la niña. Desde ese día desaparecimos del lugar y comenzó nuestro calvario, torturas y traslados clandestinos, atados de pies y mano y los ojos vendados, hasta que después de 3 días deciden  hacernos firmar, nuestra libertad.  Luego de la firma, nos vuelven a atar mas fuerte las manos y nos vendan los ojos mas fuerte. Sentimos que nos meten en una camioneta herméticamente cerrada. Era el 21 de enero, al mediodía. Luego nos suben a una balsa donde había  gente y autos. El viaje duró como dos horas,  hasta que escuchamos que hablaban en guaraní. Al llegar al destino nos bajan de la balsa con la camioneta  hasta  la delegación de gobierno de Encarnación. Allí nos derraman   agua con una manguera porque la mayoría estaban desvanecido  por el calor intenso que hacía y la falta de aire. Era  como las 5 de la tarde cuando  deciden sacarnos las vendas de los ojos. Viene el gobernador y nos dice que seriamos trasladados al Departamento de Investigaciones que estaban viniendo de allí una camioneta para nuestro traslado.   

Al otro día, el  22 de enero, ya amanecimos muy de madrugada en el Departamento de Investigaciones. Allí estuvimos durante todo el año 1977. Estábamos como con paradero desconocido.  Ni siquiera  figurábamos  en la lista de detenidos.  No teníamos ninguna comunicación con  nuestra familia, ya que ellos nos buscaban desesperadamente.  Mi mamá vino tantas veces en Investigaciones.  Solo una vez con el descuido del jefe de Investigaciones le dijeron a mi mamá que estábamos allí. Al tener la certeza que estábamos preso en el Departamento de Investigaciones mi mamá vuelve a escribir a la Cruz Roja Internacional y ellos vienen, y logra un permiso del general Stroessner para que hable con nosotros.   

El  2 de diciembre de 1977 nos trasladan al penal de Emboscada, gracias a la intervención de la Cruz Roja Internacional, y recién allí pudimos  contactar con la familia y volver a ver a nuestras  hijas  quienes vinieron a quedarse con nosotros hasta que salimos en libertad el 14 de julio de 1978.  Al salir en libertad sin contar con ningún documento y siendo yo argentina y mis hijas también,  pedí asilo político a través de las Naciones Unidas y  Suiza me otorga refugio político, en el mes de septiembre. Después de una larga huelga de hambre sale mi hermano Esteban Cabrera en libertad, después le largan a mi marido a fines de septiembre de 1978. Y a fines de setiembre del mismo año, recién  viajamos con mis hijas y mi marido a Suiza como refugiados políticos, hasta el año 1992, cuiando decidimos regresar por parte, por motivos económicos. Mi marido tuvo que quedarse un año más a trabajar para ayudar a comprar nuestra casa en Paraguay.  Resultó difícil  reinsertarnos en el Paraguay.  Mis hijas volvieron a Suiza porque el desaraigo ya es muy grande. Con respecto a mi vivencia en Suiza tengo que agradecer a ese país que nos dio la oportunidad de vivir en paz y trabajar allí. Pudimos  reconstruir la familia y allí nació nuestra tercera hija.   

   - ¿Qué les gustaría hacer realidad en el Paraguay? 

- Mi marido y yo estamos muy agradecidos porque en Suiza tuvimos la oportunidad de reconstruir nuestra familia. Allí aprendimos muchas cosas buenas. Cómo vivir organizados, ser puntual, mantener la ciudad limpia, como un deber de cada ciudadano; vivir en democracia quiere decir discutir, participar y votar por cada cosa que se llevará a cabo en cada municipio. La  gente participa y tiene poder para ello. Tiene  trabajo digno, convive en paz con todas las culturas y religiones. Eso es democracia. Hacer que la brecha entre pobres y ricos no sea tan abismal. En Suiza no se ve gente indigente. El Estado se preocupa de que tengan todos sus habitantes una vida digna.   Hasta hoy sueño que mejore la salud y educación del Paraguay.  vivir en una ciudad  más inclusiva y participativa. Tenemos  riquezas y agua dulce abundante. Que los políticos que acupan cargos públicos que sean representantes que gestionen el mejoramiento de la calidad vida, para llevar una vida digna. Y no se aproveche de su cargo para llenarse sus bolsillos.  Nos gustaría que toda la familia exiliadas por la  dictadura vuelvan a estar juntas. Muchos  murieron sin poder volver. Otros quedaron en el exilio. Nosotros estamos de aquí para allá. Estamos un tiempo en Formosa, un tiempo en Suiza,  otras veces en Buenos Aires porque mis familiares están dispersas por el mundo. Vivimos con la mochila al hombro.   

    - ¿Qué es lo que más les cuesta olvidar de la época de la dictadura?

 - Ningún detalle de  la dictadura no olvidamos. Por eso contamos nuestra historia, para que los jóvenes se enteren lo que pasó durante 1954 a 1989 en el Paraguay. Hay que conocer  la historia reciente, para no volver  a repetirla. A los jóvenes les deseamos que estudien, se  capaciten,  se interesen por la paz mundial. Estamos en desacuerdo con la carrera armamentista. Tenemos que luchar por  la paz. ¡No a la guerra.  Luchar por un mundo mejor, es posible!   

* Sotero y Lidia Franco denunciaron su caso de secuestro ilegal, de Argentina a Paraguay, en el marco de la Operación Cóndor  a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 24 de octubre de 1978. - En el mismo año, la Comisión se ocupa de la denuncia. A raíz de que los gobiernos argentino y paraguayo negaron el hecho, la Comisión en la sesión 207 del 5 de marzo de 1979 en su 46 periodo, resolvió: “Por aplicación del Art. 51,1 del Reglamento de la Comisión presumir verdadero los hechos materiales de la denuncia relacionada a  la detención y la forma como fueron entregados al gobierno de Paraguay, sin cumplir los requisitos establecidos para estas clases de actos los señores Esteban Cabrera, Lidia Cabrera y Eduardo Sotero Franco por agente del gobierno de Argentino. - Más datos entrar en las página web de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.

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