Parto humanizado, la información es poder

¿A quién se le ocurre averiguar las opciones de parto entre establecimientos de salud, preguntar por el trato y la filosofía de la institución y su personal, comparar costos, ventajas y riesgos para la mujer y el bebé o, incluso, oponerse a la cesárea que el médico sugiere como “mejor” opción? En un post que publicamos previamente, se mencionó que la asimetría de información entre médico y pareja embarazada es una de las razones que generan la alta y creciente tasa de cesáreas en la región. Como en muchos otros ámbitos, la información es poder, también, diría yo, cuando se trata de tomar decisiones con respecto al nacimiento de un bebé. Una cesárea injustificada e innecesaria es solo una de varias expresiones de lo que podríamos entender como un parto deshumanizado.

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Por Julia Johannsen.

Para el nacimiento de mi hijo investigué sobre las opciones de atención a partos en Quito, Ecuador, y descubrí un mundo de información. En muchos casos, la decisión de la cesárea es tomada por el médico y si bien la madre y la pareja deben dar su consentimiento, éste no necesariamente es informado; en otros casos, la mujer solicita la cesárea, a veces, desconociendo los riesgos y alternativas para enfrentar el miedo al dolor.

Ecuador tiene una tasa promedio de 41% de cesáreas, que representa un incremento de aproximadamente el 60% en un promedio de 8 años; y otros países como Brasil y México tienen tasas aún más altas de cesáreas, de hasta 80%. En este entorno, una atención participativa, humana y respetuosa del parto requiere un esfuerzo adicional de parte de las embarazadas en términos de información, tiempo, costo y valor.

De todas formas, las embarazadas tienen menos opciones reales en el sector público que en el privado de tener un parto humanizado ya que las pacientes del sector privado pueden escoger su obstetra de confianza que atiende de la manera que prefieren y quien esta presente en el momento de dar a luz; mientras que en el sector público, la dinámica de la atención es menos personalizada y no se cuenta con la posibilidad de la libre elección.

En este artículo comparto reflexiones que podrían ser útiles para quienes quieren saber más sobre este tema: ¿Qué se entiende como parto humanizado? ¿Qué beneficios tiene?

¿Qué se entiende como parto humanizado?

El parto humanizado o parto respetado es una modalidad de atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños en el momento del nacimiento. Considera los valores de la mujer, sus creencias, y sentimientos respetando su dignidad y autonomía durante el proceso de dar a luz. Este tipo de partos reduce los nacimientos sobremedicados, empoderando a las mujeres y los usos de prácticas de maternidad basados en la evidencia como estrategia para humanizar el parto.

Esta perspectiva  tiene dos lados: el punto de vista de la madre o la pareja y el del bebé. Desde el punto de vista del bebé, para mí, uno de los pioneros del parto humanizado es el obstetra francés Frederick Leboyer. Ya en 1975 publicó su libro “Nacimiento sin violencia” que fue muy provocador en su época. Revolucionó la forma de atender partos en Europa, y lo sigue haciendo en el mundo. Leboyer se coloca en la perspectiva del bebé y describe las posibles percepciones y sentimientos del feto antes, durante y después de nacer.

Esto le lleva a proponer métodos más suaves y sensibles de atender partos, con el fin de reducir el estrés del bebé al pasar de un mundo acuático, oscuro y tranquilo al mundo aeróbico, luminoso y ruidoso, como por ejemplo: bajar las luces y las voces en la sala de parto, poner el bebé piel-a-piel con su madre inmediatamente después de nacer, cortar el cordón umbilical después de unos minutos para permitir una transición paulatina de la respiración umbilical a la pulmonar y ofrecer un masaje cariñoso o un baño caliente y relajante al recién nacido.

Desde el punto de vista de la madre, un parto humanizado, sea por parto natural o incluso por cesárea en caso de una indicación médica justificada significa, sobre todo, una cosa: respeto hacia la mujer, su cuerpo, su intimidad, sus posibles miedos, su voluntad y necesidad de ser informada de los riesgos y beneficios, y sus deseos y expectativas para concluir el embarazo, es decir, hacerla protagonista de las decisiones acerca de su parto.

Libros como “An Easier Childbirth – A Mother’s Guide for Birthing Normally” o en español “Un nacimiento más fácil – Guía para madres sobre cómo dar a luz de forma normal” de Gayle Peterson son una ayuda valiosa para el empoderamiento de la mujer en este sentido, ya que ofrecen una preparación práctica mental y emocional para el parto. Aspecto que es igual o, quizá, hasta más importante que la preparación física y logística.

Por ejemplo, el “plan de parto” es un documento donde la mujer expresa sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas sobre el proceso del parto y el nacimiento. Esto incluye  quiénes deben estar presentes, dónde debe ocurrir, cómo le gustaría que sea el ambiente, qué posición(es) prefiere, qué métodos de alivio del dolor desea usar (o no), qué quisiera que se haga o deje de hacer a su recién nacido (corte del cordón umbilical tardío, baño) etc. Este documento se entrega antes del gran día en varias copias al médico, la matrona o partera, las personas que van a estar presentes y/o el personal de turno.  Sería interesante explorar cómo esto influye en el parto y si se practica de forma masiva en los sectores público y privado.

En conclusión, pienso que un parto solo puede ser humanizado si la embrazada y su pareja conocen sus opciones, riesgos y beneficios, lo que quieren y sobre todo, lo que no quieren. En un próximo artículo compartiré los beneficios médicos y emocionales de un parto humanizado para la madre y el bebé.

¿Tienes propuestas de componentes adicionales para un parto humanizado? ¿Has tenido experiencias con este tipo de partos? ¿Lo recomendarías? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o mencionando a @BIDgente en Twitter.

Julia Johannsen es especialista sénior en protección social en las oficinas del BID en Ecuador.

ESTA COLUMNA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL BLOG GENTE SALUDABLE DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO BID.

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